Sangre de mi sangre
Regresa al Teatro Central de Sevilla la compañía belga Peeping Tom para cerrar lo que había dejado abierto. Con el estreno de Hijo, mañana y pasado, pone fin a su siniestra trilogía de la familia.
Madrid, 16 de mayo de 2019
La familia ha sido obsesión de la célebre compañía belga Peeping Tom. Está casi siempre en el centro de sus obras y prácticamente nunca ha sido una lectura edulcorada del cerrado universo familiar. Una única familia, antes rica y venida a menos, era la protagonista de aquella desasosegante trilogía (El salón, El jardín y El sótano, entre 2002 y 2007) y ahora en piezas independientes entre sí, esta nueva trilogía desmonta uno a uno los roles familiares. Se inició con Padre, ubicada en una residencia de ancianos, continuó con Madre, que se desarrollaba en una especie de búnker-museo-tanatorio y cierra ahora con Hijo, que podrá verse mañana 17 de mayo y pasado, en el Teatro Central de Sevilla, donde la compañía belga es habitual, antes de su presentación en el Festival Grec de Barcelona este verano.
Con el marcado carácter teatral de todas sus creaciones, esta nueva pieza que firman a cuatro manos la argentina Gabriela Carrizo y el francés Franck Chartier, líderes de Peeping Tom, supone un paseo a veces tenebroso por los miedos y ensoñaciones de los niños, abordando la manera cómo ven y cómo entienden ellos el mundo de los adultos. Los creadores subrayan, desde una escenografía imponente, la explícita diferencia psicológica que hay entre un bosque de día y uno de noche. La alegría de Caperucita encaja en la idea diurna y el siniestro mundo de Dario Argento en la nocturna. El bosque de Hijo es amenazador, huye de ensoñación y pajaritos, mientras que los niños tienen aquí algo malsano e inquietante.
Como ocurre siempre en Peeping Tom no hay una historia narrativa lineal pero sí la sugerencia de muchas, determinadas todas por ese bosque siniestro. Turistas despistados, científicos investigando, guardabosques psicópatas y por supuesto, niños, a veces ingenuos a veces macabros, son presencias que abren la imaginación en este mundo onírico y absurdo de teatro físico con guiños a los cuentos góticos de terror.