Acrobacias al filo de la medianoche
Llega al Festival de Otoño de Madrid (Teatros del Canal, 21 y 22 de noviembre), el espectáculo Todavía no es medianoche, la exitosa propuesta acrobática de la compañía francesa XY
Texto_ALBA ANZOLA Foto_CHRISTOPHE RAYNAUD DE LAGE
Madrid, 19 de noviembre de 2018
En 2014, la Bienal de la Danza de Lyon, quizá el más importante escaparate europeo de las nuevas tendencias escénicas, colocó su acento en el circo como expresión cada vez más cercana a la danza. Y como es usual lanzó al estrellato un espectáculo que, aquel año, fue la gran sorpresa y novedad. Il n’est pas encore minuit (Todavía no es medianoche) de la compañía XY, de Lille, lo merecía. En un escenario desnudo, sin arneses ni mallas de seguridad, 22 insólitos acróbatas hacían del más difícil todavía una rutina en una cascada de acrobacias imparables durante 75 minutos de puro vértigo. El impulso que da el paso por Lyon ha hecho que la propuesta no parase de girar por todo el mundo, y esta semana será el turno de Madrid. El renovado Festival de Otoño de la ciudad lo lleva al escenario de la Sala Roja de Teatros del Canal, los días 21 y 22 de noviembre.
XY fue fundada en 2005 con el dueto Laissez-Porter, creado por los acróbatas Abdeliazide Senhadji y Mahmoud Louertanic, quienes decidieron a partir de esta experiencia fundar una compañía con alumnos suyos del Centro Nacional de las Artes del Circo de París para los que montaron su primera gran producción Le Grand C (2009), que tuvo una extraordinaria acogida, al menos en Francia. Su especialidad es el porté acrobático, en el que acróbatas forzudos son el pilar y la base que sostiene sobre hombros o lanza por los aires a acróbatas contrarios, de peso pluma, creando así una dinámica escénica muy sustentada en los principios de la coreografía, donde parece que volar es fácil.
“Solos vamos más rápido, juntos llegamos más lejos” es la filosofía que mueve a XY, una compañía muy particular que funciona bajo un estricto código democrático. No hay categorías, todos perciben iguales salarios y no hay líder. Las decisiones, creativas y administrativas, se toman de manera democrática, con la participación de todos. Ellos no ven complejidad alguna en su forma de funcionar y suelen remitirse a cómo funciona un colectivo en la vida cotidiana, donde un grupo de amigos decide ir al cine y gana la película que haya tenido consenso.
La confianza es fundamental en XY. Aparte de la destreza física del salto de infarto, lo más complejo de la manera de trabajar de XY reside en crear la confianza en el otro porque en cada salto ponen su vida en manos del compañero. Equilibrios, pirámides humanas, saltos en báscula y otras volteretas de imposible geometría son la base de su propuesta Todavía no es medianoche, que intenta hablar del individuo frente al colectivo, y nació de la misma experiencia que les condujo a formarse como compañía. La pieza empieza con una pelea colectiva entre los 22 miembros que es una metáfora de las complicaciones y discusiones que tuvieron en los inicios, las dificultades que tuvieron antes de consolidarse como el colectivo democrático que hoy son. A partir de esa trifulca, va surgiendo el entendimiento y la maquinaria acrobática va ganando en engranaje gracias a sucesivas escenas coreográficas cada vez de mayor complejidad y riesgo. El público, que no sabe dónde ver, pues todo ocurre a velocidad de rayo y de manera simultánea, suele quedar atónito ante la pericia, velocidad y riesgo del potente equipo de Lille, que estos días espera lo mismo de su audiencia madrileña.
