Grito de alarma
Blanca Li aboga por el planeta en su visualmente potente creación Solstice, que llega a los Teatros del Canal de Madrid, del 31 de octubre al 3 de noviembre
Texto_DAVID RODRIGO BALSALOBRE
Lunes 29 de octubre de 2018
Después de su estreno en Teatro Nacional de Chaillot de París, en septiembre del año pasado, llega ahora Teatros del Canal Solstice, creación reciente de la creadora andaluza Blanca Li para su compañía francesa, que con un mensaje ecológico inequívoco ocupará el escenario de los Teatros del Canal de Madrid, del 31 de octubre al 3 de noviembre.
No se puede negar que Blanca Li tiene un agudo sentido de lo espectacular desarrollado gracias a su roce con la pasarela parisina y el mundo de los videoclips musicales. Así lo atesta su espectáculo Solstice que viene rodeado de eficaces elementos escénicos y en el que Li se preocupa por el lugar que el hombre tiene en la naturaleza y las consecuencias directas de su acción en el cambio climático. Las raíces andaluzas de la coreógrafa se vislumbran al principio de la obra con un trabajo grupal en el que el suelo sonorizado recoge los percusivos golpes hechos por los pies y las manos de los bailarines. El resto de la danza, servida por dieciséis bailarines, es estilizada, de corte contemporáneo formal, a veces demasiado acrobática. Pero la real contemporaneidad de la obra no la sostiene el movimiento sino los elementos escénicos: luz, imagen y escenografía. Esta última compuesta esencialmente por unas etéreas telas en forma de nube controladas por decenas de hilos que modifican su superficie y sobre todo el volumen en el que se proyectan las imágenes. Así en pocos segundos la escena se transforma en glaciar o incandescente lava en movimiento. Posiblemente ésta sea una de las obras más maduras de la carrera de Blanca Li. Su implicación en la temática le han llevado a tratarla de manera más sobria que de costumbre. Y aunque no faltan momentos de humor como el de un grupo de bailarines aspirándose con la boca partes del cuerpo a la manera de una ventosa, lejos quedan sus espectáculos compuestos de desenfadados sketches. Apoyándose sobre los cuatro elementos naturales, agua, fuego, tierra y aire, como hilo conductor, Blanca Li consigue con Solstice mostrarnos la belleza, la fragilidad y la energía del mundo natural aunque en menor medida la interacción del hombre en él. La última escena, a ritmo de tambor africano tocado en directo, libera a los bailarines en lo que podría considerarse una battle, con todos sus elementos de desafío y expresión física exacerbada. De gran poesía resulta el dispositivo escénico que lo prepara. Una fina arena negra cubre parte del escenario y dibuja en su parte inclinada, de manera aleatoria, panorámica, un sugerente paisaje montañoso.