Desdoblado
Body on Paper, es el nuevo unipersonal de Manuel Rodríguez que se representa los días 29 y 30 de septiembre dentro del ciclo Abierto en Canal, de Teatros del Canal de Madrid
TEXTO_Omar Khan FOTO_Manuel Rodríguez
Tiene Manuel Rodríguez (Úbeda, Jaén, 1980) una cualidad única como bailarín, un desdoblamiento corporal insólito expresado en un fraccionamiento del movimiento que hace su danza elegante, enigmática y al tiempo emocional. Su estilo, aún siendo personal, ha encajado perfectamente en los discursos de algunas de las compañías en las que ha trabajado, desde la del polifacético creador francés James Thierrée pasando por la de las valencianas de Taiat Dansa hasta llegar, muy especialmente, al singular trabajo físico de La Veronal, compañía catalana bajo el timón de Marcos Morau, a la que sigue vinculado, siendo, de hecho, un bailarín muy representativo de algunas de sus más notables producciones.
Como tantos otros intérpretes españoles, comenzó Rodríguez su andadura en la pionera compañía madrileña Provisional Danza, trabajando en ocho producciones de Carmen Werner, su directora artística. Formado en clásico y contemporáneo en conservatorios de Andalucía y Madrid, la danza no es su única pasión, extendiéndose a la plástica, la fotografía y el diseño, intereses útiles a la hora de aproximarse a su corto pero significativo catálogo como coreógrafo, expresado principalmente en sus solos Limits y Screensaver. Su nueva creación, Body on Paper, que se representa los días 29 y 30 de septiembre dentro del ciclo Abierto en Canal, de Teatros del Canal de Madrid, supone una reafirmación estética que ha nacido de una residencia de investigación en Japón, que según sus palabras “pretendía tener una aproximación a la particular manera en que esta sociedad concibe el cuerpo y su relación con el objeto”. Del país asiático le impresionó la sensibilidad y delicadeza que manifiestan en el complejo proceso de elaboración del papel. “Body on Paper”, explica, “indaga en los lugares más intactos e inexplorados del cuerpo, intenta llegar a la capa más sensible, inconcreta y sutil que habita en nosotros”.
Larga es ya la trayectoria de Manuel Rodríguez en la danza. Tras aquella experiencia definitiva de iniciación en la compañía de Carmen Werner, ha ido buscando su propio camino como intérprete de excepción en trabajos de otros pero, de una manera pausada y meditada, también su lugar en el arte como creador. Su catálogo no es numeroso pero ha creado una frontera entre sus unipersonales y sus contados trabajos grupales en colaboración con otros creadores. Sus solos aparecen más introspectivos, reflexivos y personales. Body on Paper parte de una sutileza (el proceso de la elaboración del papel que vivió en una experiencia en Japón) mientras que una obra como el dueto Escuálido marsupial, creada a cuatro manos con el joven coreógrafo Elías Aguirre, abordaba el humor en delirante tono caricaturesco de spaguetti western. También divertida es por momentos la exitosa Loser Kings (y su versión corta Fifth Corner) que montó en alianza con Guido Sarli para la compañía Umma Umma Dance, de Barcelona.
Rodríguez estudió Ilustración y Diseño Gráfico, y ha tenido intereses muy diversos como el vídeo, la fotografía y las danzas urbanas con las que ha coqueteado (llegó a ser intérprete para la compañía de Dani Pannullo). Estas experiencias no aparecen volcadas de manera explícita en sus producciones pero configuran una personalidad artística ecléctica, dan forma a un creador indisociable del intérprete, que va consolidando sin prisa un lenguaje propio y reconocible.
Cada pieza parece movida por una inquietud personal muy puntual. Y así explica la reflexión que la ha empujado a crear ahora Body on Paper: “Me interesa cómo la fisicalidad surge desde diferentes contextos y la posibilidad de que ésta adquiera forma trascendiendo más allá del propio cuerpo. Creamos extensiones de nosotros mismos a partir de nuestras necesidades, deseos y anhelos, que van desde lo más puramente material hasta lo espiritual”.
