Días de circo
Imposible ver, asimilar y cubrir la enorme oferta escénica de la prestigiosa Fira Tárrega, que hoy acaba sus intensos cuatro días de artes callejeras. Ofrecemos nuestra visión de lo mejor del circo que allí vimos.
Texto_OMAR KHAN
Intensa, abundante, desmesurada, inabarcable como suele ser, la Fira de Tárrega, una de las ferias escénicas de mayor solera en el país, dedicada a las artes escénicas de calle, ha vuelto a poner en marcha su enorme maquinaria y desde el pasado jueves 6 y hasta este domingo 9 de septiembre llenó toda la ciudad (es literal) de espectáculos, artistas, programadores, periodistas, profesionales, fanáticos y curiosos. Por su parte, los ciudadanos se echaron una vez más a la calle para no perderse nada, algo que se antoja imposible. Aunque su naturaleza es teatral, la Fira es escaparate de las artes del movimiento en general. Hubo danza y mucha, pero el Nuevo Circo, cada vez con más adeptos, trajo sorprendentes propuestas. Aquí va la crónica de cinco de los más destacados espectáculos que pudimos ver.
BLOCK
Cuarenta y cinco minutos de pura adrenalina desbordada fue lo que trajeron desde Reino Unido los siete insólitos acróbatas y bailarines de Nofit State Circus y Motionhouse, las dos compañías que se unieron para montar BLOCK, insólito espectáculo concebido por Kevin Finnan en el que se crea una dramaturgia de emergencia alrededor de veinte enormes bloques con apariencia de concreto, que desde el primer minuto los intérpretes manipulan, construyen y deconstruyen. Una escenografía en permanente transformación que arroja sugerencias acerca del mundo urbano de asfalto y concreto, sirve de obstáculo y decorado a una cascada de acrobacias, que parecen hablar de la velocidad que se vive en las urbes y que son retos auténticos a la gravedad, a la altura y la velocidad. Se van sucediendo en cadena y sin parar con enorme precisión y perfección por parte de este entregado equipo de siete simpáticos acróbatas, que dejaron atónita a la multitudinaria audiencia que vino a verles y no dejaba de soltar expresiones de asombro y aclamación durante toda la representación. Todo un cúmulo de emociones. (Foto superior, por Nuria Boleda)
ESPERA
eia, la compañía de circo catalana que sorprendió a todos con inTarsi, vuelve ahora con Espera, una propuesta de calle ideada y protagonizada por Francesca Lissia y Celso Pereira, que desdeñan las formas veloces y festivas del circo tradicional para armar una delicada creación que avanza como un ritual envolvente y convierte al público en cómplice de la poesía visual de este pacífico dueto que no por sereno adolece de la pericia acrobática y el más difícil todavía. Con enorme delicadeza y armados apenas con unos pocos elementos, consiguen llevar a la audiencia por los confines de un universo personal y propio, donde se verifica un notable esfuerzo físico que se quedaría simplemente en proeza a no ser por el carisma e incuestionable sensibilidad artística de sus dos intérpretes, que saben empujar a la audiencia hacia terrenos más emocionales que exaltados. Unas cuerdas de usos múltiples, sonoros cencerros diseminados por el espacio y activados por el público, una peonza poética que parece tener vida propia deslizándose y bailando por el cuerpo de Pereira y una bandeja con una cuerda que sin estar pegada a la cabeza de Lissia lo parece son los sencillos pero tremendamente eficaces recursos de este circo de cámara que deja huella profunda en sus espectadores.
EL MEU NOM ES HOR
Se verifican en El meu nom es Hor los alcances y posibilidades infinitas del Nuevo Circo que, sin perder la esencia fundamental de lo acrobático, -se arriesga por el camino de una sólida dramaturgia a proponer una construcción escénica total que echa mano de los recursos más emocionales de la danza, las posibilidades narrativas del teatro, el ingenio de un nada convencional trabajo con marionetas y, sobre todo, una iluminación de apariencia doméstica que en realidad es muy sofisticada y en buena medida responsable de esa atmósfera, entre poética e inquietante, que domina este destacado y destacable trabajo puesto en pie por Wanja Kahlert y Adriá Montaña, artífices de la compañía Psirc. Con un humor inteligente de sonrisas y no de carcajadas, sin estridencia alguna, su propuesta es sorprendente, adulta y tremendamente emotiva. Echa mano de todos los artilugios a su alcance pero siempre para ir a lo que de verdad importa, una historia muy humana de amistad y admiración, con marcados tintes homoeróticos, entre dos hombres perdidos en una cueva y quizá también en el intrincado laberinto de sus propios sentimientos. (Foto: Bernat Ripoll)
FLOU PAPAGAYO
De la alianza entre Fira Tárrega y La Mostra D’Igualada, y enmarcado en el programa de Suport a la Creació, nace Flou Papagayo, un espectáculo circular de calle ideado por Clara Poch y Marçal Calvet, líderes de la compañía Mumusic, que se erige básicamente a partir de esa estructura circular, diseñada por Calvet, que esconde mecanismos muy ingeniosos que permiten el juego acrobático, los gags de humor y también los de vértigo que, tras varias situaciones divertidas de humor directo y pericia física, conducen al momento climático en el que Poch, sostenida por los pelos literalmente gira y vuela por los aires. Patines de ruedas, música en directo, participación del público infantil y desde luego, unas bien ejecutadas acrobacias, terminaron seduciendo a la multitudinaria audiencia que les ovacionó en Tárrega. (Foto: Gerard Riera)
LUDO CIRCUS SHOW
Talento no falta en el joven equipo Ludo Circus. Tienen pericia, tienen gracia, saben llegar a momentos climáticos, destacando muy especialmente el número de malabares con pelotas, pero su espectáculo Ludo Circus Show parte de una premisa muy amplia y poco definida como es el juego y lo lúdico en toda su extensión, especie de indefinición que termina resintiendo la alargada propuesta debido a una dramaturgia débil y una dirección artística que, a pesar de los intentos, no puede zafarse del esquema tradicional del circo, con un hilo conductor muy frágil sobre el que se insertan los números individuales de cada uno de sus integrantes. La escenografía, intencionadamente feísta, termina siendo poco estética y eficaz en un este espectáculo conducido por A. J. Gómez El Gran Dimitri, en el que, eso sí, cada artista brilla con luz propia en su momento estelar pese a aparecer encadenado a una propuesta global que alarga demasiado sus gags y no termina de fluir como debería.
