HA MUERTO HANS VAN MANEN
Países Bajos pierde a uno de los más relevantes impulsores del ballet neoclásico. A los 93 años falleció ayer en Holanda el que ha sido uno de los creadores más influyentes del neoclásico europeo. Recordamos sus aportaciones…
Texto_CARLOS PAOLILLO FOTOS_ERWIN OLAFF
Madrid, 18 de diciembre de 2025
La danza holandesa pierde a uno de sus pilares. A los 93 años, falleció ayer Hans Van Manen (1932-2025), el que fuera precursor de la llamada escuela neerlandesa de ballet, un estilo expresivo y poético muy peculiar, al que terminó de dar forma y definición Jiri Kylián, desde el Nederlans Dans Theater (NDT), de La Haya, agrupación que antes estuvo dirigida por el reputado maestro, quien sentó las bases del estilo.
Heredero directo de Sonia Gaskell, la bailarina que se señala como piedra fundacional del ballet neoclásico holandés, Van Manen, que había bailado para Roland Petit en el Ballet de la Ópera de París, se encargó del NDT durante la década que va de 1961 a 1971, volviendo entre 1988 y 2003 como coreógrafo residente, antes de convertirse en coreógrafo oficial del Het Nationale Ballet, de Ámsterdam.
A día de hoy, su obra figura en el repertorio de más de cien compañías relevantes de todo el mundo. Centradas en la composición y las formas, sus coreografías fueron rompedoras y audaces. Militante, introdujo alusiones a la homosexualidad en algunos de trabajos tempranos que, en su momento, causaron algún revuelo. Grosee fugue (1971), la muy exitosa y sensual Five tangos (1977), con música de Piazzola, Adagio Hammerklavier (1973), coreografía temprana que explora la lentitud; Sarcasmen (1981); Trois Gnossiennes (1982), a partir de Satie; Déjà Vu (1995), desde la música inspirada de Arvo Pärt o Variations for two couples (2012), obra tardía con la que el creador se hizo con el prestigioso galardón Benois de la Danse, destacan en un larguísimo catálogo de obras.

Un hecho humano
Su oportunidad para la creación llegó en 1957 con Feestgericht, su obra inicial, que marcaría un largo recorrido por la coreografía siempre dotado de una personalidad propia, que no siempre ha sido del agrado de algunos, pero que todos hoy reconocen. El NDT supuso la plataforma fundacional y estable donde asentar su trabajo creativo. Y aquí se encuentra una característica resaltante: se trata de un coreógrafo de instituciones y no tanto del ejercicio free lance de la profesión. Necesitó del trabajo diario, del proceso continuo y del conocimiento profundo de sus intérpretes, cuyo aporte representaba para él la mitad de la autoría de una obra.
La coreografía para Van Manen es un hecho esencialmente humano que debe nutrirse necesariamente de la experiencia vital. Por eso rechazó la concepción de la danza como un hecho mera y puramente abstracto. La sintió, por el contrario, concreta y contaminada de vivencias. Evadió la obra literal y la narración lineal de historias y acontecimientos, tanto como el movimiento aséptico. En definitiva, el espíritu del ser humano determina tanto la esencia como la forma estética en sus creaciones. Dramaturgo de su propios movimientos, el coreógrafo, también reconocido fotógrafo y considerado padre artístico de algunas generaciones, ha trascendido tendencias determinantes y modas efímeras dentro del llamado ballet contemporáneo, cuyos postulados, a comienzos del siglo XXI, se encuentran disociados de los principios liberadores, autónomos y abstraccionistas del estilo neoclásico de la escuela de Balanchine e irremediablemente unidos a las visiones de una danza escénica global.






