ALL THAT JAZZ
Hace hoy medio siglo, apareció para quedarse el musical ‘Chicago’, de Bob Fosse. En su 50 cumpleaños, queremos recordar los motivos que hicieron al público delirar por dos fabulosas asesinas. Te lo contamos…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 03 de junio de 2025
Violencia doméstica al revés. Matan a sus maridos y están en la cárcel pero son las grandes estrellas mediáticas de la ciudad. Chicago, el delirante musical de Bob Fosse cumple hoy 50 años de su fabuloso estreno y sigue tan divertido y vigente como entonces. No para de representarse y nuestro país, en 2023, volvió a remontarlo con un éxito apabullante.
Casi siempre inclinados al thriller sangriento en literatura, teatro y películas, los relatos sobre la violenta vida de las calles de Chicago, donde gobernó Al Capone, carecían de humor hasta que aparecieron las espectaculares Velma Kelly y Roxie Hart, dos asesinas de maridos encumbradas en el star system de una ciudad corrupta, dos personajes fantásticamente vomitivos que trajeron al sangriento y temido Chicago gracia, música, canciones y especialmente danza, cortesía de Bob Fosse, uno de los coreógrafos más legendarios de Broadway, cuya reputación estaba más que asentada cuando estrenó Chicago. Había conseguido dos años antes, en 1973, el récord de ganar simultáneamente el Oscar (por su película Cabaret), el Tony (por su musical Pippin) y el Emmy (por su documental Liza with a Z, un concierto de Liza Minelli).
Para su nueva creación, contaba además con dos pesos pesados con sendos pasados: Gwen Verdon, a sus 48 años, en el papel de la siniestramente inocente Roxie y una endiablada Chita Rivera, de 41, en el de su rival, la famosa asesina Velma. No solamente era un reencuentro especial sino que ambas artistas habían estado retiradas de los escenarios durante una larga temporada y ahora reaparecían juntas y dirigidas, nada menos, que por Bob Fosse.

Sordidez fascinante
Chicago, el musical, fue un éxito al instante. Las ovaciones el día del estreno, el 3 de junio de 1975, en el 46th Street Theater, de Broadway, fueron el preámbulo a su apoteosis con 8.989 funciones en Nueva York, nueve meses en Londres y seis premios Tony, a pesar de tratarse de un musical descarado e inusual, que no tiene una historia de amor, no es cursi sino sórdido y ensalza a dos asesinas terriblemente atractivas y cínicas.
Humor negro tiene a borbotones. “No he matado a mi marido. Se cayó sobre mi cuchillo. Lo raro es que se cayó diez veces”, declara en su defensa una de las asesinas de maridos encerradas en la Cook County Jail, la cárcel de mujeres que dirige a golpe de alaridos de jazz, la Mama Morton, personaje tan delirante como el resto, en el que destaca el corrupto abogado Billy Flynn.
Lo que verdaderamente engancha de este musical, que es muchísimo menos espectacular que cualquier otro, es su música y la inconfundible danza de Bob Fosse. Números como All that Jazz, Roxie, Nowadays o Razzle Dazzle, bailados con ese swim sensual tan típico del coreógrafo norteamericano que implantó los sombreros de bombín y los guantes como seña de identidad, procuran un entretenimiento más bien distendido para un musical tan delirantemente sórdido.

Muchos “chigagos”
Los montajes de Chicago se han multiplicado por el mundo y siguen ofertándose. Luminarias auténticas han sido protagonistas de los incontables remontajes. Bebe Neuwirth y Ute Lemper han sido aplaudidas velmas y especialistas en Bob Fosse como Anne Reinkin se han encargado de la maliciosa inocencia de Roxie. En 2002, la fabulosa adaptación al cine realizada por Rob Marshall (en la foto que abre esta información), con Rene Zellweger como Roxie, Catherine Zeta Jones en Velma, Richard Gere como Barry y Queen Latifah encarnando a la delirante Mama Morton, obtuvo seis Oscar, puso otra vez de moda el género musical en el cine y reavivó el interés por Chicago, el musical, siendo así descubierto por nuevas generaciones.
A pesar de que Chicago es un musical tan brillante, tan divertido e ingenioso, la vida de Bob Fosse iba en la senda contraria. Nadie lo diría pero durante el proceso de Chicago estaba débil, pesimista y enfermo. Nada más empezar los ensayos sufrió un ataque al corazón que sería el preámbulo al definitivamente mortal que se lo llevó a la tumba en 1986. El estrés, los excesos de todo tipo y una sombra negra que siempre planeaba sobre sus pensamientos acerca de la vida y su trabajo, eran usualmente más fuertes que su minúscula voluntad.
Su tormento queda perfectamente reflejado en su película autobiográfica All that jazz (1979) que, justamente toma su título de la canción que abre Chicago. El miedo, la inseguridad, el descuido de la salud, sus fantasmas sexuales, la dificultad de llevar el éxito. Todo está en esta película reveladora sobre los tormentos de este artista triste que trabajó creando obras divertidas.
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