NO TE DEJARÈ CAER
En la recta final del Festival Abril en Danza debutó anoche la compañía belga Paper Bridge en el Teatro Arniches, de Alicante. Fuimos a verlo y esto nos pareció…
Texto_OMAR KHAN Foto_GERMÁN ANTÓN
Alicante, 04 de mayo de 2025
Ella, italiana, baila en Peeping Tom desde 2020 y es imagen emblemática del famoso Tryptich de la compañía belga. Él, croata, lleva bailando para Última Vez, de Wim Vandekeybus, desde 2019. Eliana Stragapede y Borna Babic son, ahora, los líderes de Paper Bridge, un colectivo muy joven que tuvo anoche en el Teatro Arniches, de Alicante, la premier de su dueto Amae No Kôzô, una pieza sobre resiliencia y resistencia, solidaridad, apoyo y dependencia, que ha contado con el respaldo de Asun Noales, directora de la compañía OtraDanza y también del Festival Abril en Danza, que esta noche deja clausurada su fructífera edición 2025, que estos días se ha desperdigado por Alicante, Elche y Murcia.
Amae No Kôzô va de cuerpos y almas perdidas que no pueden salir adelante sin la ayuda –desinteresada a no- de otro. Su inicio es elocuente. En medio de la niebla y la oscuridad, Eliana Stragapede, portadora de una lámpara de luz muy débil, intenta ubicarse en el espacio. Aparece entonces él, que se hace con la luz y también con el control de la situación, lo que les conduce a una danza tremendamente sofisticada de tensión-distensión, en la que ella maneja con ductilidad su cuerpo en la sensación de aparente inercia y él, como porteador de circo y dueño de la situación, la sostiene, la conduce, la doblega y manipula… más adelante, aunque con menos impacto, parece que intercambian los roles pero se trata siempre, en realidad, de un tour-de-force entre dos cuerpos antagónicos que cobra protagonismo, incluso por encima de la dramaturgia, y nos da acceso a lo que de verdad aquí importa: dos bailarines realmente excepcionales en acción. Hay mucho contact, precisión, virtuosismo, complicidad y entendimiento entre los dos intérpretes.
En general denso y oscuro, el dueto no obstante se permite momentos de humor en una sección larga de tropiezos, caídas y torpeza, bastante lograda e ingeniosa, que avanza inexorable hacia la recuperación del tono virulento original. Nunca queda clara la naturaleza de esta relación (se cuidan mucho para que no se confunda con una situación de violencia de género) pero sí la idea de rendición y dependencia que se genera entre un débil o debilitado y otro en la posición contraria. Aunque por ahora el gran atractivo de Paper Bridge sea ver bailar a sus dos miembros, hay en Amae No Kôzô (buenas) señales de un interés más allá del virtuosismo de dos cuerpos: una dramaturgia inteligente y consistente, un cuidado en la puesta en escena, una iluminación expresiva, una acertada selección musical…
La ovación en pie del público que abarrotó anoche la sala del Arniches respaldó con su aprobación este joven proyecto belga, que ha sido claramente la apuesta más decidida de Asun Noales para su festival este año.






