PROTESTA
Vuelve a visitarnos Jan Martens, el coreógrafo belga de moda. Hoy en el Teatro Central con su nueva obra y la semana que viene en Matadero con la (muy exitosa) anterior. Hablamos con él…
Texto_BEGOÑA DONAT Foto_PHIL DEPREZ
Madrid, 03 de mayo de 2024
Jan Martens (Beveren, Bélgica, 1984) está convencido de que cualquier expresión artística es política y así lo defiende en su opus creativo. Un buen ejemplo de la práctica de este ascendente creador e intérprete flamenco ya convertido en todo un referente de la nueva danza europea, queda recogido en su primer y exitosísimo trabajo de gran formato, any attempt will end in crushed bodies and shattered bones, que toma su título de un fragmento del intimidante discurso del presidente chino Xi Jinping durante las manifestaciones de Hong Kong.
En la pieza, que tras su estreno triunfal en el Festival de Aviñón llega, finalmente, a Madrid del 10 al 12 de mayo próximos, encontramos un heterogéneo grupo de bailarines entre 17 y 60 años, de distintas culturas, razas y complexiones, que bailan en aparente libertad diferentes canciones de protesta. No es menos en la última de sus creaciones, Voice Noise parts 17 y 18 que, inspirada en un ensayo de Anne Carson que analiza cómo las mujeres han sido silenciadas a lo largo de la historia, aterriza hoy y mañana en el sevillano Teatro Central.
Para any attempt… toma inspiración en la gran oleada global de protestas mundiales, incluida #BlackLivesMatter ¿Cree en la danza como un ejercicio político?
Creo que la danza puede serlo, aunque no necesariamente. No obstante, es difícil no serlo, porque la elección de las personas que van a subir al escenario ya es una decisión política en sí misma, basada en la identidad y la representación de una manera de ver el mundo. Me gusta plantear temas, pensamientos y preguntas sobre la sociedad contemporánea. Hay piezas en las que están en la superficie y en otras, escondidas bajo la forma de danza abstracta. Voice Noise, mi nueva creación parece más abstracta, pero subyacen ideas políticas muy claras.
En any attempt… pidió al elenco crear sus propios bailes y que también fueran una expresión de sus inquietudes sociales…
No estoy seguro de que haya una gran diferencia, porque les pedí que encontraran su manera de expresar las canciones protesta de la obra a través de sus cuerpos. Así que hay mucho significado en las opciones por las que optan los bailarines en una acción puramente física. A veces puede ser muy bueno si un bailarín no es consciente de la lectura que tiene su acción en combinación con la luz, el espacio y los otros bailarines, porque la narrativa recae en toda esa combinación, y si están demasiado al tanto pueden sentir la necesidad de decir incluso más, entonces el significado se debilita. Por supuesto, mantuvimos conversaciones sobre si iban a bailar solos o acompañados y cuál era el sentido de su participación, pero el desarrollo del material va mucho más a la esencia.
En la banda sonora de la pieza suenan canciones protesta compuestas por, entre otros, Max Roach y Lauryn Hill, ¿cómo encaja en esa selección Henryk Górecki?
En el caso de Górecki, a primera vista quizás es difícil definirlo como canción protesta, pero tanto el contexto como el autor son muy relevantes. La obra fue compuesta en 1980 durante las revueltas sociales en Polonia cuando los trabajadores se alzaron contra el gobierno comunista. Hasta ese momento, Górecki había estado escribiendo música religiosa, pero se molestó por la intervención del gobierno en la universidad en la que era docente y empezó a incorporar a su música influencias minimalistas, algo muy radical entonces, porque esos sonidos remitían a Estados Unidos, al bloque occidental. La canción suena seis veces durante el montaje, así que se convierte en un relato sobre la liberación que supone el acto de insistir, ya que al principio arranca con movimientos muy formales y escritos, pero a medida que los van repitiendo, se van liberando y finaliza con un grupo de 17 solos que, al ejecutarse en conjunto, construye una comunidad.
¿Qué relevancia tienen los textos en sus creaciones?
En el caso de any attempt… muy importante, porque también trata sobre la violencia del lenguaje y de cómo puede derivar rápidamente hacia la violencia real y física. Siempre empleo como ejemplo el discurso violento pronunciado por Trump horas antes del asalto al Capitolio. Nos hemos acostumbrado al lenguaje violento debido a las redes sociales y a tanta gente volcando odio en sus opiniones.
El feminismo aparece en sus obras Passing the Bechdel Test o Elisabeth Gets Her Way, y vuelve ahora en Voice Noise ¿qué valor tiene para usted dar a conocer a mujeres silenciadas o desconocidas?
Mi acercamiento es a las tácticas de opresión, que a menudo son ejecutadas tanto en mujeres como en minorías. Creo que ese interés está conectado a mi identidad homosexual y a una frustración sobre qué es comercial e intentar alterarlo.
La Ópera de Lyon ha incluido el estreno de su solo Period Piece, en un programa con piezas de Trisha Brown y Jiří Kylián. ¿Qué significado tiene para su carrera?
Es fabuloso poder ver mi trabajo en relación a los suyos. Ahora también, para estrenar este mismo mes, he hecho un pequeño trabajo para el Ballet de Flandes que se va a exhibir junto a piezas de Brown y Anne Teresa de Keersmaeker. Estoy saliendo muchas oportunidades para montar obras con grandes compañías, y trabajar con instituciones… es algo bastante nuevo para mí y me supone un reto.
