DESNUDOS
Regresa mañana Olivier Dubois al Mercat de les Flors, de Barcelona, para presentar la reedición de su éxito ‘Tragédie’, de 2015. Quisimos conocer sus motivaciones y esto nos contó…
Texto_OMAR KHAN Foto_FRANCOIS STEMMER
Madrid, 22 de marzo de 2024
Tercos, disciplinados y obstinados, dieciocho bailarines completamente desnudos se entregan a una calculada y repetitiva dinámica escénica que les hace entrar y salir del escenario en doce pasos cada vez. Así será durante largo rato hasta que muy paulatinamente se va rompiendo la rígida geometría, y avanzan indetenibles hacia desorden, caos, paroxismo y frenesí. El Festival Dansa Metropolitana, en Barcelona, escenifica mañana y pasado la reedición de Tragédie, de Olivier Dubois (Colmar, Francia, 1972), coreografía inclasificable, que generó algún revuelo hace ahora exactamente una década, cuando fue estrenada en el Festival de Aviñón.
“Somos ocho mil millones de seres humanos en el planeta y todos vivimos con la misma interrogante: ¿por qué y para qué estamos aquí? Pero ser humano no es humanidad. Esa es la premisa de la que parte la pieza, que quise titular Tragédie porque creo que esa ha sido la gran tragedia del hombre”, nos comentaba distendido el coreógrafo justo cuando estrenó esta nueva vuelta de aquel viejo éxito. Originalmente fue creada bajo la rúbrica del Ballet Du Nord, Centro Coreográfico Nacional (CCN) de Roubaix, que entonces dirigía, pero ahora la ha remontado, con apenas cambios, como Tragédie New Edit, con su propia agrupación independiente con sede en París, aunque no obstante, repiten seis bailarines del elenco original.
Desde aquel sonado estreno en el Festival de Aviñón y en su largo y exitoso periplo internacional, Tragédie ha venido acompañada de la polémica, principalmente por los desnudos. Olivier Dubois no lo entiende. “Los bailarines empiezan y terminan desnudos. No es que se desvisten, no es un striptease. El desnudo tiene algo introspectivo, de intimidad, que te lleva a mirarte a ti mismo. Y luego, bailar desnudos y en comunidad da sensación de humanidad, que era lo que buscaba. También de democracia e igualdad. No es un asunto intelectual tampoco. Mantenerlos desnudos fue una decisión artística, estética y política, no una provocación”.
Cuerpos sospechosos
Pero las opiniones y reacciones del público son siempre radicales. O fascina o repele. En cada función hay una mayoría que se queda contemplándola hipnotizada y extasiada, pero casi siempre una minoría escandalizada que se levanta y se va. “La civilización y las sociedades han convertido el cuerpo en algo sospechoso, han puesto trabas a la aceptación de nuestros cuerpos”, reflexiona Oliver Dubois (en la foto de JULIEN BENHAMOU sobre estas líneas). “Si Tragédie escandaliza y es vista como una provocación tiene que ver con esto y no conmigo. Problema mío no es. Yo no he tenido ninguna intención de provocar. Tampoco la hice para gustar porque no es un entretenimiento. Pero el arte también es democrático y te permite escoger. Puedes quedarte, puedes irte, puedes emocionarte, enojarte, sentir lo que quieras…”.
Y es que la noción de humanidad ha sido preocupación importante en el trabajo de Olivier Dubois. De hecho, Tragédie es la segunda obra del tríptico Étude critique pour un Trompe L’Oleil, una trilogía sobre este asunto que fue cerrada con Auguri (2016) y tuvo su inicio con la muy impactante Revolution (2013), en la que doce bailarinas subidas en tacones hacían repetitivas rutinas de pole dance, en barras de bar de striptease.