CUANDO EL GANADOR SE LLEVA TODO...
Estrenó ayer Igor Calonge su nuevo solo ‘Née’, en el marco de dFeria. Se trata de una confesión íntima en forma de danza. Quisimos saber sus motivaciones y esto nos ha contado…
Texto_OMAR KHAN
San Sebastián, 13 de marzo de 2024
En la tremendamente emocionante escena final de Née, escuchamos a Abba cantando The Winner Takes it All, a un volumen considerable. Igor Calonge (San Sebastián, 1974), bailarín, coreógrafo y director de su compañía Cielo rasO en Donostia, lleva una hora sobre el escenario de Gazstescena haciéndonos saber que él no es ese “ganador que se lleva todo”, al que aluden los suecos, pero en acto de rebeldía poética se niega a ser el perdedor. Ya nos ha desnudado su alma en forma de danza emocionada. Ahora, en gesto liberador, desnuda su cuerpo y con una sonrisa amplia que parece decirnos “a pesar de todo, sigo aquí”, baila, liberado al fin.
Hacía mucho que no bailaba. Y desde 2009, cuando inició la aventura de su compañía en Donostia con el solo Cielo rasO que le dio nombre, no se montaba un unipersonal largo. No era entonces ni es ahora un intérprete virtuoso, de piruetas ni proezas físicas. Igor Calonge es un bailarín expresivo. Sus brazos cuentan historias, sus manos crean faunas. “Hubo un momento con la compañía, en 2015, que me quedé detrás sin bailar y me gusta mucho. Me he dado cuenta de que no me gusta ser el rey de la fiesta”, confiesa, “pero volver a hacer un solo tiene que ver con el momento vital, tiene que ver con tener mucho retenido y necesidad de soltarlo. Née nace de una separación, de un tortazo emocional, y esas son cosas que necesitas contar en primera persona… aunque lo dudé, llegué a pensar ‘que lo baile otro’. Pero no, el objetivo era yo, se trataba de lo transitado por mí”.
Soledad larga
Y es que la separación fue detonante, pero las emociones retenidas se le atropellaban dentro. “La pieza dialoga con la soledad que nos acompaña”, dice sombrío. Pero cuando empieza a enumerar los temas que toca, parece no tener fin. Amor y ausencia son relevantes. La soledad aparece amplia. La de la pareja que se fue, la de una madre que murió y echa de menos. La soledad del escenario en una profesión difícil, que requiere una lucha constante. Luego está el humor. También lo cotidiano y lo extraordinario, sin dejar olvidada la belleza de las pequeñas cosas, como le gusta decir. “Está cargada de inocencia porque habla de lo inesperado, que siempre conecta con la inocencia”.
De todas formas, tras más de veinte creaciones grupales a cuestas, destacando obras como El jardín del invierno, Tormenta o Hâmaïka; con las primeras experiencias como bailarín para otros –Carmen Werner, Daniel Abreu o Fernando Hurtado- ya borrosas, y en la celebración de 50 años de vida intensa entregada a la danza, parece que tocaba un solo. Pero no como exorcismo. “Me alejo del dramatismo, no soy actor de culebrones” advierte. “Tampoco lo hago como terapia ni para usar al público de paño de lágrimas. Pero es que no es lo mismo tener 30 años que 50. También es verdad que no progreso en función de la edad. Sigo metiendo la pata en las mismas cosas, sigo con los mismos problemas, viviendo la misma precariedad… la diferencia es que cuando tenía 25 todo comenzaba, había menos en juego, tenía menos presión”.
En Née, desee luego, no hay una teatralización de estos acontecimientos de vida, pero sin ellos no sería lo que es. Toda la emoción y humor, toda la tristeza y optimismo -la humanidad en definitiva- que emana este solo, es la savia que la conforma. Y también es lo que lo hace único y personal.
Con su escena final, Igor Calonge desdice a Abba. Porque no siempre el ganador se lleva todo. Hay algo intangible, emocional y profundo, que el perdedor, si quiere, puede conservar para siempre y nadie le puede quitar… es lo que él ha hecho en esta coreografía, grande en su sencillez, que desplegada a manera de confesión íntima recibió ayer un cálido y afectuoso recibimiento por parte del público profesional que estos días abarrota teatros en el marco de Dferia. Volverá al escenario del Teatro Barakaldo en mayo próximo.