CONECTADOS
Estreno mañana de ‘iSlave’ en los Teatros del Canal, un puzle de lenguajes escénicos en el que Led Silhouette se pone al servicio de Pablo Ramos para profundizar en el trasfondo ético de la tecnología. Jon López, co-fundador de la agrupación nos lo adelanta...
Texto JUDIT GALLART
Madrid, 29 de febrero de 2024
Desde que el tándem conformado por el madrileño Jon López y el navarro Martxel Rodríguez alzase el vuelo en 2016 con el estreno de Moira, el conjunto bautizado como Led Silhouette y afincado en la pequeña villa de Lesaka (Navarra), planea cada vez más alto y con mayor presencia por la escena dancística de nuestro país. Los Perros o Creepy Crawly son algunas de las creaciones con las que esta joven compañía ha logrado conquistar al público y ganarse el reconocimiento de la crítica.
Sin embargo, desde mañana y hasta el sábado, regresarán a la Sala Negra de los Teatros del Canal (Madrid) para soltar las riendas y poner sus cuerpos al servicio de Pablo Ramos en un puzle conformado por diversas disciplinas que se presenta bajo el nombre de iSlave.
“Hace tiempo que no nos veíamos en esta tesitura de prestarnos a otras cabezas creativas, ha sido como volver a nuestro origen. Nosotros ahora nos encargamos de la dramaturgia, el vestuario, todo… pero en esta obra nos hemos centrado únicamente en el movimiento. Aunque todo ha sido bastante horizontal, en iSlave cada uno tiene su parcela, y nosotros en la nuestra nos posicionamos como bailarines”, nos confiesa López sobre un espectáculo en el que música, texto y danza colaboran conduciendo al espectador a cuestionarse la realidad para mirarse al espejo del especio escénico.
Un trabajo colectivo que reúne a Ramos como director de escena, junto a Mar Gómez Glez al frente de la dramaturgia, Alberto Bernal a cargo de la composición musical y David Bernués al frente de la iluminación, relegando la interpretación musical sobre cuatro miembros del grupo E7.2.
El hilo narrativo de la pieza acompaña a un jugador seducido por el placer de mantenerse perpetuamente conectado a su teléfono móvil, contraponiendo su enganche al aparato con el condicionamiento vital que el mismo supone para un extenuado trabajador encargado de su fabricación. Ambos están fuertemente acoplados al dispositivo, pero de maneras muy distintas.
“¿Quién no tiene ahora mismo algún objeto de Apple? Y ni siquiera hace falta tenerlo para saber cómo funciona. Incluso te puede seducir o atraer su funcionamiento y esa elegancia estética. Todos sabemos lo que significa esa macroempresa, pero muchas veces ignoramos lo que hay detrás: el infierno de aquellas personas que pierden su vida trabajando infinidad de horas por muy poquito dinero. ¿Quién es el esclavo de verdad? ¿El que al final decide trabajar esa cantidad de horas y estar encerrado en algo que al final no le pertenece pero que le consume por dentro? ¿O el que se siente libre, pero está pegado y está también de alguna manera condenado a ese aparato? No sabría responder”.
Tras una oleada de suicidios entre sus empleados, salieron a la luz las lamentables condiciones laborales a las que Foxconn, empresa encargada de la fabricación de productos Apple, sometía a sus trabajadores. Es a uno de ellos precisamente a quién López se encargará de dar vida. “El protagonista de esta obra es un trabajador de Foxconn que tiene además un mundo interior súper bonito. Él quería ser artista, quería estudiar y demás, pero acaba suicidándose. Esto te hace darte cuenta de lo que somos y también de aquello de lo que somos participes muchas veces”, concluye.
