LA LLUVIA ATACÓ AL GREC
La villana de las representaciones al aire libre hizo su aparición. Llovió y los insólitos acróbatas de Gravity… no pudieron concluir la representación de ‘The Pulse’, en la inauguración del Grec. Te contamos la mojada peripecia…
Texto_OMAR KHAN
Barcelona, 30 de junio de 2023
Los comprensibles veinte minutos protocolarios de retraso con motivo de la inauguración del Festival Grec, anoche el teatro al aire libre de Montjuïc, en Barcelona, fueron exactamente los que no se pudieron ver del espectáculo The Pulse, de la compañía australiana Gravity and Others Myths, que para tristeza de todos tuvo que suspender por lluvia cuando habían transcurrido unos 45 minutos de los setenta que duraba la representación. La naturaleza -y a lo mejor la desgracia del cambio climático- le quitaron brillo así al que prometía ser un espectacular arranque para la fiesta escénica estival de la capital catalana.
Pero lo visto, que fue mucho y muy emocionante, contó con varias explosiones de aplausos para los momentos más deslumbrantes de la insólita cascada de proezas físicas que se sucedieron en escena y vienen a explicarnos por qué Australia está a la cabeza de la producción del nuevo circo más innovador, vanguardista y sorprendente.
El elemento clave de The Pulse reside en la cantidad, esas dos docenas de entrenadísimos intérpretes que deriva en sensación de coordinada multitud acrobática. Acompañados por las 36 cantantes de Cor de Noies de l’Orfeo Catalá, dirigidas por Buia Reixach, cantando con solemnidad esa partitura de Ekrem Eli Phoenix, el espectáculo mantiene a unas sesenta personas sobre el escenario en impresionante coordinación. Torres humanas que se desploman, cuerpos que, de mano en mano, vienen volando de fondo a proscenio, puentes humanos, cuerpos apilados que se derrumban… todo es alucinante, pero no frenético.
En deuda con la danza
Nada festiva, la pieza es más bien oscura y ceremonial. Es, como tantas propuestas escénicas de la actualidad, una creación producto de la pandemia. La ideó Darcy Grant, ideólogo de Gravity que reunió a todos sus acróbatas para crear este espectáculo deslumbrante que exalta la fuerza del todo frente a la individualidad, sustentándose en la solidaridad, en la confianza en el otro. La semipenumbra constante se rompe con rojos y verdes, mientras la actividad escénica nunca cesa en esta pieza de nuevo circo en clara deuda con la danza.
Y es que toda la puesta aparece muy coreografiada. Los movimientos de masa en el escenario, a veces caóticos, se coordinan en un segundo y aparecen ante nuestros ojos, esas formas perfectas e imposibles, proezas impensables del más difícil todavía. Por momentos, la simultaneidad de acrobacias impide percibirlo todo. Si miras este salto de infarto, te pierdes el que ocurre más atrás. A veces, corta la respiración ver cómo esa acróbata se deja caer desde lo alto de una montaña humana, confiando en los compañeros que, atentos, la esperan abajo para impedir que se estrelle. La fuerza del colectivo, que se basa en la confianza individual en el otro, parece entonces el insistente tema central de The Pulse. La obra se desarrolla en un crescendo que parecía avanzar hacia un desenlace aún más espectacular… pero la inoportuna lluvia nos privó de ese grand finale que, mojados y tristes, nos llevamos solo en la imaginación.
Por lo demás, antes de la lluvia, el Grec empezaba por todo lo alto. El enorme recinto del Teatre Grec, abarrotado, destilaba emoción e ilusión. Asistieron las nuevas y viejas autoridades de la ciudad. Jaume Collboni debutaba en el Grec como Alcalde la ciudad, al tiempo que volvía Ada Colau, Alcaldesa saliente, que durante su mandato no faltó nunca a la inauguración de este festival. Fue recibida con un caluroso aplauso.