DANZA ESCULTÓRICA
Sergio Bernal estrena mañana en el Festival de Peralada su nueva creación ‘Rodin’ y a final de este mes, vuelve con su espectáculo ‘Ser’ a los Veranos de la Villa, de Madrid. Vive un espléndido momento y de ello nos ha hablado…
Texto JUDIT GALLART
Madrid, 19 de julio de 2022
Mañana y pasado estará Sergio Bernal (Madrid, 1990) estrenando su nueva creación, Rodin, el escultor de las emociones, bajo el manto del Festival Castell de Peralada, donde se buscará recrear el jardín del Museo Rodin (París) en las recientemente inauguradas bodegas del castell catalán: el espacio Nou Celler Peralada, firmado por RCR Arquitectes. Y unos días más tarde, el 29 y 30 de julio, en el Patio del Condeduque, dentro del Festival Veranos de la Villa de Madrid, el bailarín y coreógrafo de Usera retomará su propuesta Ser, la obra con la que puso en marcha, junto a Ricardo Cué, su propio proyecto en 2020, en plena pandemia.
La semilla de la nueva creación que estrena mañana en Peralada surge tras un viaje a París en el que el bailarín y coreógrafo, que afirma haberse sentido siempre atraído tanto por la escultura como por la arquitectura, quedó fuertemente impactado ante el realismo de las obras que pudo presenciar durante su visita a este museo dedicado al arte del célebre escultor francés. Es así como han surgido las tres coreografías que conforman el tríptico Rodin, cada una dedicada a una obra célebre del conjunto escultórico: El Pensador, donde destaca la importancia del pensamiento y la razón; El Beso, un dueto en el que exalta el amor, acompañado por Giada Rossi, bailarina de la Compañía Nacional de Danza, y Torso de Hombre que Cae, que habla de la belleza física y la fortaleza.
La primera escultura aparece gobernada por escenas cargadas de dolor, dramatismo, así como de los miedos y dificultades propios del día a día, todo ello envuelto en las composiciones musicales de Roque Baños. Representando a Rodin, el coreógrafo madrileño llevará a escena el proceso de creación de la segunda obra hasta terminar esculpiendo El Beso, al ritmo de las notas de Ravel. “El Beso es puro amor y pura belleza”, nos confiesa. El fragmento protagonizado por la tercera escultura, la cual se inspira en la figura de Luis XIV, pretende transmitir el poder, la fuerza y el virtuosismo que en su día rodeó al monarca que decidiría academizar e impulsar la danza de la que hoy tanto disfrutamos y que será expuesta en una ambientación barroca que contará con la música de Lully.
“Más que una coreografía, lo que busco es crear emociones” y es que son las emociones que transmite cada escultura las que han empujado a Bernal a decantarse por las tres que protagonizan su nueva composición y a las que, además de movimiento, ha decidido otorgarles voz con el objetivo de contribuir al espacio narrativo de la pieza. En lo corporal acude a los lenguajes que son familiares a su cuerpo: el ballet clásico, el barroco, el neoclásico y esa danza española que practicó con éxito mientras estuvo bailando para el Ballet Nacional de España (BNE), un período que marcó su vida artística. “Quiero recrear lo que Rodin sentía cuando trabajaba en sus obras, busco conmover al público, que puedan sentir la emoción y la belleza de cada figura”. Un contraste entre el poder, el amor y la inseguridad a través del movimiento.
Con todo mi ser
La fusión de estilos de danza es también la impronta de Ser, el espectáculo con el que se lanzó al ruedo liderando su propio proyecto. “Cuantos más lenguajes tienes, más rico será tu movimiento y tu expresión”, asegura. Pero es que Ser no solo combina diferentes estilos de danza, sino también musicales. Desde Vivaldi hasta Beyoncé pasando por Daniel Jurado, generar armonía en un popurrí musical de esta calaña es algo que Bernal consigue “guionizando el espectáculo y dándole forma, pero la actitud de los bailarines es también indispensable”. Una obra en la que el creador aúna diferentes vivencias personales a través de una misma línea narrativa y con la que logró llevar a cabo un trabajo de introspección que le permitiría buscar en lo más profundo de su ser, convirtiendo las emociones en movimiento. De ahí el título de este sorprendente collage.
“La interpretación me ha aportado casi todo lo que soy, pero la coreografía me permite conocerme más”. Aquellos que asistan a Condeduque, se encontrarán ante un espectáculo que, en palabras de su creador, promete ofrecer a los espectadores “ilusión, alegría, belleza, expresión corporal y del alma y, por encima de todo, danza, o eso espero”.
Hoy se ve al frente de su propia compañía pero todo esto empezó cuando era niño. Entre medias, una carrera de éxito. Fue principal en la compañía de Rafael Aguilar, giró con el proyecto de Carlos Saura y ha bailado un repertorio de importancia y envergadura desde que entró al BNE como solista en 2012, alcanzando el rol de primer bailarín en 2016. Ahora toca también defenderse como creador. “El escenario te da poder, porque emocionar, tocarle el alma y el espíritu al público es poder pero también un regalo”.
