ANTONIO NAJARRO EN ESENCIA
Mañana coloca a su compañía en el Patio de Condeduque con la Orquesta de Extramadura para presentar ‘Querencia’. Quisimos saber cómo lo hizo posible y esto nos ha contado…
Texto_OMAR KHAN Fotos_LUIS SAGUAR / JESÚS VALLINAS
Madrid, 13 de julio de 2022
Once cuadros abstractos de belleza superlativa conforman Querencia. La obra, que se presenta mañana (y permanece hasta el día 16) en el patio del Centro Condeduque dentro de la oferta del Festival Veranos de la Villa de Madrid, no solamente supone la quintaesencia de los modos y estética de su autor, el creador Antonio Najarro (Madrid, 1975) sino un paseo a modo de visita guiada por las muchas danzas que encierra la danza española (escuela bolera, danza estilizada, danza tradicional y flamenco), un compendio miniaturizado y selecto de todo un acervo.
Como viene siendo usual en el que fuera director del Ballet Nacional de España (BNE, 2011/19), la danza es eje y foco, pero los elementos que la acompañan, arropan y guían, son los que terminan conformando un espectáculo con mayúsculas. Es así como, a un mismo nivel, convive con el sensual movimiento de casi una veintena de bailarines, la emocionada partitura exclusiva de Moisés Sánchez, que sonará estas noches madrileñas en directo con la Orquesta de Extremadura; la iluminación expresiva de Pau Fullana, capaz de crear las distintas atmósferas; y los trajes elegantes, sin estridencias y cromáticamente estudiados, de la diseñadora Yaiza Pinillos.
La experiencia en el Ballet Nacional de España engrandeció a Antonio Najarro. Literalmente. Sintió el impacto y emoción de crear grandes producciones, y ha querido trasladarla a su propia compañía de 18 bailarines. Y lo hace, principalmente, porque cree que la danza española lo merece.
Mañana estrena Querencia en Madrid, en los Veranos de la Villa… ¿contento?
Estoy contento, sí. Significa mucho para mí poder presentar con mi compañía privada un espectáculo de danza española con 18 bailarines y orquesta en directo, un hito que se ha hecho pocas veces y que ha significado un esfuerzo enorme en todos los sentidos. He hecho todo lo que ha estado en mi mano para reivindicar que existe la posibilidad de ver danza española con música sinfónica fuera del BNE.
¿Y qué veremos en Querencia?
Una propuesta en la que me he enfocado en el origen y tradición de la danza española, todo transformado por mi propio vocabulario y estética. La danza estilizada, el folclor, el flamenco sinfónico, la castañuela que tanto me caracteriza... he querido mirar al origen y mostrar nuestro legado artístico, ir a las bases y darle valor y relevancia a lo más genuino de la danza española.
Todos los estilos
Son muchas formas y estilos dentro de un mismo estilo ¿Cómo ha preparado a sus bailarines?
Ha sido un trabajo profesional, concienzudo y minucioso. Han estado dos meses trabajando con África Paniagua, que es una maestra excelente, haciendo un trabajo riguroso y exigente a nivel técnico, una preparación concienzuda sobre las bases para luego entrar a mi estilo propio. Me gusta subrayar el esfuerzo tan grande que estamos haciendo por formar bailarines en todas los estilos de la danza española y una parte importante del vocabulario de la danza contemporánea. Significa un esfuerzo enorme para una compañía privada, pero me gustaría ser ejemplo y que algún día cada ciudad de España tenga una agrupación como la mía, que de oportunidad y trabajo a la cantidad de buenos bailarines que salen de los conservatorios y no saben qué hacer si no los cogen en el Ballet Nacional de España.
Un espectador de Querencia que no sea conocedor de estos lenguajes y estilos ¿podría quedar fuera?
Yo pienso muchísimo en el público. Este espectáculo está concebido para todo el mundo. Si entiendes y conoces, podrás apreciar y valorar los detalles y el esmero, pero si no, también podrás disfrutarlo, así seas extranjero y nunca hayas visto danza española. He intentado que sea accesible. Llevamos un vestuario muy cuidado, una música envolvente que emociona, trabajamos desde la elegancia. Ahí está la fuerza para el que no sea conocedor.
Hablando de la dificultad que supone este esfuerzo para una compañía privada. ¿Cómo va lo económico?
Las finanzas, complicado. Sería imposible si no contáramos con las subvenciones de Madrid y el Inaem, son un apoyo muy importante. Luego el problema principal está en la mentalidad del programador o director de festival de turno, que ha de entender lo que conlleva mover una compañía como la nuestra. No tenemos nada que ver con una agrupación de autor con cuatro bailarines, que es una modalidad maravillosa y eficaz que yo mismo he practicado, sino una compañía de gran formato, que tiene otras implicaciones. Ofrecemos excelencia, una propuesta muy cuidada con los mejores bailarines, música sinfónica creada en exclusiva, un vestuario exquisito de mucha calidad y eso hay que pagarlo. Además, yo siempre he mantenido una política de máximo cuidado hacia el artista. No puedo ir reivindicando la profesión explotando a mis bailarines. Eso no va conmigo.
Y ahora mismo ¿qué planes y proyectos tiene?
Afortunadamente, tengo muchos proyectos fuera de la compañía que me permiten mantenerme. Volveré en noviembre a Toulouse [después de participar en febrero pasado en el programa Toiles Étoiles, del Ballet Théàtre Du Capitole] para montar las danzas españolas de su montaje de Don Quijote y es probable que haya otra colaboración importante con ellos. En octubre está el estreno, en Glasgow, de la ópera Ainadamar, que dirige la creadora de Brasil Deborah Colker, a la que yo hago las coreografías. Y este mismo mes de agosto estaré ocupado con la creación de la segunda temporada del programa de La2, Un país en danza. La compañía también se va moviendo. Tenemos ya muchas fechas para Querencia en España, y debutaremos en septiembre en Francia, bailando en el Festival Cadences, de Arcachon. Luego iremos a Cannes y otras ciudades.
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