COLAPSOLOGÍA
El Ballet Nacional de Marsella trae a Teatros del Canal ‘Room With a View’, obra subversiva sobre el cambio climático y el fin del mundo, que abre el ciclo Canal Connect. Lee más…
Texto_REDACCIÓN Foto_AUDE ARAGÓ
Madrid, 23 de marzo de 2022
Podría ser la danza de los supervivientes del Apocalipsis. Aturdidos, desorientados, empujados por el baile hacia las fronteras del trance, esta coreografía de lo extremo, que abre el ciclo Canal Connect mañana y pasado en Teatros del Canal, parece desarrollarse en la hora punta de una rave salvaje y clandestina, que tiene lugar a las faldas de una ruina industrial, donde el mármol aparece despiezado y despedazado justo después de la hecatombe. La música, por momentos atronadora, conduce a la masa tal vez hacia ninguna parte.
Hablamos de la danza, pero en realidad Room With a View es muchas otras cosas. Supone en principio una colaboración entre el colectivo francés (LA)HORDE y el ecléctico compositor de música electrónica Rone. Por un lado, es el quinto disco del músico francés. Es también una desmelenada coreografía bailada por una veintena de bailarines, de 12 nacionalidades, del Ballet Nacional de Marsella que, desde 2019 está siendo dirigido por este colectivo posapocalíptico fundado y liderado desde 2013 por los coreógrafos Marine Brutti, Jonathan Debrouwer y Arthur Harel, quienes entre otras metas, exploran las nuevas dinámicas de danza que se están produciendo online, bajo el concepto de lo que ellos llaman post-internet dances.
Del espectáculo se ha desprendido también una película y un clip –que es otra de las prácticas habituales de (LA)HORDE- y a su vez, todo el concepto está basado en las ideas del escritor de ciencia ficción Alain Damasio, usual colaborador de Rone, que aborda en sus escritos la crisis climática y la colapsología, una nueva escuela de pensamiento francesa que predice el fin del mundo.
De esta forma, Room With A View, una de las piezas más desestabilizadoras de las que integran el ciclo Canal Connect, de Teatros de Canal, ha venido cumpliendo una trayectoria importante que se inició en el Théâtre du Châtelet en París, en plena pandemia el año pasado, y prosiguió ruta por la Bienal de la Danza de Lyon, siempre culminando con las ovaciones de un público joven y poco frecuente en los espectáculos de danza.
El Ballet Nacional de Marsella se abre así a un nuevo episodio tras direcciones artísticas que han marcado siempre rutas muy concretas a seguir, primero con Frédéric Flamand, cultor de propuestas de danza y arquitectura, luego con Emio Greco PC, el creador italiano obsesionado con lo visual, hoy otra vez anclado en Ámsterdam, y ahora con (LA)HORDE, un colectivo subversivo que ya era célebre por sus propuestas de carácter político y contestatario, que parecen llamar a la rebelión.