ASÍ FUE CANARIOS DENTRO Y FUERA 2021
Culminó hoy el encuentro auspiciado durante dos décadas por Roberto Torres, que pone de relieve a los canarios en su tierra. Fueron días intensos de danza y navidad, como es ya costumbre. Allí estuvimos, así lo vimos…
Texto_ESTHER MORALES Fotos_JOAQUÍN PONCE DE LEÓN
Santa Cruz de Tenerife, 30 de diciembre de 2021
Decir que 20 años no son nada es todo un atrevimiento cuando se trata de hablar sobre la danza en Canarias. Y es que poco tiene que ver aquel festival familiar que empezó Roberto Torres en 2001 para reunirse con sus amigos bailarines durante las fechas navideñas, con el evento profesional que es hoy el Festival de Danza Canarios dentro y fuera.
Las exigencias del público y del sector de las artes escénicas son las que hoy marcan el ritmo. Son ellos, de hecho, los que no se conforman con producciones amateur y piden, tanto a bailarines y compañías como a entes programadores, estándares de calidad donde se refleje el auténtico talento de las Islas. Sobre todo en un panorama donde la danza -la contemporánea, especialmente- se ha trasladado desde zonas de confort, como siempre ha sido el Teatro Victoria, hasta entornos imprescindibles para la cultura insular, como el Auditorio de Tenerife, las residencias del Teatro Leal de La Laguna o el Festival Internacional MASDANZA.
Con todo esto, el verdadero reto de esta 20ª edición del Festival Canarios dentro y fuera, que ha terminado hoy 30 de diciembre, ha sido combinar una programación a la altura del nuevo público y dar cabida a las diferentes generaciones de artistas que forman parte del entramado artístico del Archipiélago. Pero, también, mantener el espíritu familiar que siempre ha tenido y sortear las restricciones (y también, miedos) que surgen al concertar un festival de danza en años de pandemia.
Un objetivo claramente cumplido, en vista de la buena respuesta que ha tenido el evento en la mayor parte de sus citas, repartidas por diversos espacios de la capital tinerfeña. Lugares donde las caras de siempre, las de Esther Martínez (Colectivo Bankora), Alfredo del Rosario (EnBeDanza), Laura Marrero, Teresa Lorenzo, Daniel Abreu o Dácil González siguen reuniéndose para charlar a la salida de las funciones, con abrazos prohibidos y frases de profunda admiración sobre todo lo nuevo que Torres descubre y trae hasta el festival.
Algo así es lo que ocurrió durante su primera jornada, con la esperada representación de la pieza INA (en la foto superior), de Paloma Hurtado y Daniel Morales, en el Teatro Guimerá. Todo un viaje sideral desde lo físico y “en caída libre, hacia las estrellas” (como reza la sinopsis de esta inspiradora creación), que hizo a los espectadores vivir amaneceres en Marte, dignos del imaginario de Carl Sagan.
Este juego entre la imagen y lo irreal también parece ser una constante entre los intereses de los artistas de la danza canarios. La audiencia lo pudo ver también a la luz del día en la explanada del TEA - Tenerife Espacio de la Artes, donde la creadora Teresa Lorenzo aprovechó el sugerente reflejo que se creaba en la propia arquitectura del edificio para proyectarse ante el público con Espejismo.
Otros lenguajes
De esta 20ª edición del festival destacan, además, los aplausos inesperados. Como los que llegaron al Espacio Escénico de la Recova con un sorprendente programa. La técnica, los nuevos lenguajes, cierta inspiración tiktoker y una propuesta que no da margen al error fueron elementos claramente visibles en las tres piezas seleccionadas para esta cita: Keep an eye on your belongings, de Sofía do Mar y Abián Hernández; UUNO, de AYYA Choreography; y Handshake routine, de Edoardo Ramírez y Ángel Garcés, una creación llena de frescura y dinamismo.
Y es que la celebración -de la danza, del acto de bailar y de la vida- se ha hecho patente en muchas de las piezas de esta edición. Empezando por la creación site-specific, que la bailarina Laura Marrero y la pianista Milena Perisic crearon en exclusiva en una de las salas del Museo Municipal de Bellas Artes. Otro ejemplo es el de la pieza Profiter du Temps, de Natalia Medina Compañía de Danza, que comienza con una de las locuciones más famosas sobre el tiempo y la vida del político uruguayo José Mujica. Incluso, los Instantes de la sonriente Dácil González respiraban esos mismos aires de alegría en escena, quizás como forma de contrarrestar los existencialismos y melancolías que tan presentes han estado en el panorama artístico en años anteriores.
Como una forma de combinar estas dos inspiraciones -la de la imagen irreal y la celebración del afecto-, se ha llevado todas las alabanzas del festival el tándem artístico formado por Javier Arozena y Élida Dorta. La de ellos dos es una historia que representa a la perfección la intención de reunir canarios que tiene este festival.
Con trayectorias muy diferentes, dentro y fuera de Canarias, ambos artistas se conocieron en Tenerife y empezaron a trabajar juntos hace pocos años, con obras resultantes nada exentas de innovación. VU (en la foto sobre estas líneas), que versa sobre el amor, las maneras de entenderlo y el diálogo que se crea entre los cuerpos, sobrecoge por su imponente presentación visual -como todo en lo que está envuelto Arozena-, pero también por el momento creativo que viven ambos artistas. Desde luego, toda una suerte la de encontrarse.
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