MARIO MAYA, AL FIN, EN EL BNE
Rubén Olmo hace justicia con el fallecido creador y además, introduce a lo grande la escuela bolera, en Invocación, programa que desde esta noche se verá en la Zarzuela. Lee más…
Texto_REDACCIÓN Fotos_JESÚS ROBISCO
Madrid, 10 de diciembre de 2021
Rubén Olmo ha llegado a la dirección del Ballet Nacional de España como un paladín flamenco. Se ha propuesto hacer justicia y enmendar lo que no había o escaseaba. El programa Invocación, que desde esta noche y hasta el próximo 22 de diciembre, presenta con la compañía en pleno, en el Teatro de La Zarzuela, de Madrid, es buen ejemplo de la gestión revisionista que ha emprendido en el ente público. Por un lado, ha querido potenciar la escuela bolera, un estilo importante pero muy poco recurrido, quizá porque ha sido opacado por el impacto deslumbrante del flamenco, y por otro, traer, al fin, al repertorio del BNE a Mario Maya, ausencia notable e injustificada.
“Maya nos dejó en 2008 con las ganas de dirigir algún día el Ballet Nacional de España”, asegura Olmo. “Lo he comprobado, he tenido acceso a sus cartas, en las que lo mencionaba. Mario Maya fue un artista que dio mucho al flamenco y siempre he creído que se merecía estar en el repertorio del BNE”. El estreno de la creación colectiva De lo flamenco: Homenaje a Mario Maya (en la foto superior), que cierra el programa, es el que trae al maestro finalmente a esta casa con la reposición de su Suite flamenca, y la intervención coreográfica de Milagros Menjibar, A. Rueda “Toná”, Rafaela Carrasco, Isabel Bayón y Manuel Marín.
Por otro lado, Olmo ha querido reivindicar la escuela bolera creando él mismo para toda la compañía Invocación bolera, una obra que trae a primer plano este complejo, elegante y atractivo estilo español. “Desde Danza y Tronío [1984], de Mariemma, no veíamos a la totalidad de la compañía haciendo este estilo. Yo mismo fui alumno de Mariemma, que innovó tanto en la interpretación de la escuela bolera, estudié con la familia Pericet y lo aprendí de mi maestra Aída Gómez”.
Programa muy bailado
Su fascinación por la escuela bolera quedará también en evidencia desde esta noche con la puesta en escena de Jauleña, un solo que Olmo montó para sí mismo como un homenaje al pueblo de Granada y en el que fusiona danza estilizada y escuela bolera “dentro de mi propio estilo y forma de bailar”. Y es que la danza estilizada es la otra gran corriente de la noche con la reposición de Eterna Iberia (en la foto), la última pieza que Antonio Najarro montó a la compañía, antes de abandonar la dirección artística del BNE.
“En conjunto, el programa que comprende Invocación son cuatro piezas sin argumento, que proponen un recorrido por diferentes estilos: la escuela bolera, la danza estilizada y el flamenco”. Es, según sus palabras, un programa muy bailado que le permite mostrar el potencial de toda la compañía que, a lo largo de estas funciones, alternará elencos en las distintas piezas. “El Teatro de la Zarzuela es el gran escaparate para nuestros bailarines, para muchos de ellos supone su gran oportunidad y para mí la de enseñar los grandes intérpretes que hoy tenemos. Me gusta que los más jóvenes sientan que pueden proyectar su trabajo desde un escenario importante como éste”, concluye.
