MANTÉNGASE REFRIGERADO
El joven creador catalán Arnau Pérez estrena mañana su nueva creación ‘Fridge’, en Teatros del Canal. Sobre la relación entre nevera y danza hablamos con él…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 20 de septiembre de 2021
El término nevera aparece definido como “electrodoméstico con forma de armario de una o mas puertas que sirve para enfriar y conservar fríos alimentos y bebidas”. Pero en la nevera del joven bailarín y creador Arnau Pérez (Blanes, 1996) no hay mantequilla, cervezas ni refrescos. Para saber lo que hay habrá que ir hoy o mañana al estreno de Fridge, su nueva creación, que se verá en la Sala Negra, dentro del ciclo Baila Canal, que da visibilidad a las compañías que han estado en residencia en Teatros del Canal.
“La nevera es un contenedor muy claro en su utilidad ¿Qué ocurre si dentro no hay lo que se espera? La idea vino desde un lugar muy físico en el que alteramos la convención de lo que es ese electrodoméstico. Tenemos una nevera que pierde su valor práctico y deja de funcionar como frigorífico. Y es entonces cuando más piensas sobre lo que de verdad es una nevera y para qué sirve”, explica Pérez que se enfrenta en Fridge a la primera creación para grupo de su compañía, una coreografía para cinco bailarines en la que él ha preferido no subir al escenario.
“No dejaré de bailar”, advierte, “pero quiero ser creador para compañías y me interesaba quedarme fuera. Ya he tenido algunas experiencias con Company E [Washington], Jove Compañía Gerard Collins [Valencia], Jove Ballet de Catalunya [Barcelona] y Laboratorio 180º [Madrid]. Son dos líneas que se retroalimentan. Con mi compañía puedo desarrollar un trabajo más de investigación extendido en el tiempo y con una compañía en la que voy invitado es más llegar, mirar esos cuerpos y ver qué puedes hacer con ellos. Es un trabajo más concreto y cerrado”.
Quizá Fridge no sea una de esas obras que haya podido trabajar si fuese coreógrafo invitado, porque ha sido un proceso largo de búsqueda con su compañía madrileña. “Soy muy corporal. Creo desde el cuerpo y desde allí genero los materiales. Trabajar sobre lo que pasa en nuestros cuerpos al establecer ciertas acciones fue lo que trasladé al equipo. Tengo bailarines con estaturas y físicos muy distintos, y eso también abrió un camino de exploración, una realidad que te ofrece ideas con las que poder jugar escénicamente”.
Arnau Pérez viene de las danzas urbanas y no reniega de ellas. De hecho, cree que cualquiera puede identificarlas y descubrirlas aun cuando sus propuestas parezcan plenamente comprometidas con esa danza contemporánea más al uso, que aprendió durante su paso por el Conservatorio María de Ávila, de Madrid.
Su creación Young Blood (2018), que se hizo con el premio a mejor coreografía en el 24 Masdanza y los premios del público, jurado joven y bailarín sobresaliente en el 32 Certamen Corográfico de Madrid, le abrió puertas y le señaló el camino, aunque paralelamente haya bailado para otros (Daniel Abreu, Instituto Stocos, Marcat Dance o Elías Aguirre). Su unipersonal LP lo puso en la línea de una investigación personal que ha devenido ahora en Fridge. “LP fue una pieza importante para mí en el plano formal. Investigué en la música mainstream y su comercialización. El vinilo es un formato físico que si no se mueve no genera música y en este sentido encontré paralelismo con el cuerpo y la danza. Si no se mueve no baila”, concluye.
