MIMOZA KOIKE Y ASIER EDESO CAMINAN JUNTOS
Bailan para Les Ballets de Montecarlo pero fuera del escenario se apoyan mutuamente en el camino de la creación. Así nos lo cuentan…
Texto_OMAR KHAN Fotos_ALICE BLANGERO
Madrid, 20 de julio de 2021
Ella es japonesa, nació en Tokio, en 1982. Él es de aquí, nació en San Sebastián, en 1986. Pero les une algo más que ser bailarines de Les Ballets de Montecarlo. Ella desde 2003, él desde 2008. Mimoza Koike y Asier Edeso coinciden en su interés por la creación y confían en la complicidad que hay entre ellos para sacar adelante sus respectivos proyectos. Ensayan, estrenan, bailan y giran las obras de Jean-Christophe Maillot, director del colectivo monegasco, pero también las de los numerosos y prestigiosos coreógrafos invitados.
Este ciclo intenso, aseguran, ha sido buen caldo de cultivo para sus propias coreografías, en su mayoría creadas bajo la sombrilla de Les Ballets y con el decidido apoyo de Maillot. La última, Tsunagu (en la foto superior), montada por Koike para 22 bailarines de la compañía, escuchó aplausos la semana pasada en el imponente Grimaldi Forum, del Principado de Mónaco. Se la encargó Maillot para la celebración de su 60 cumpleaños, quizá por eso su tono es festivo. Aunque también reflexivo.
“Es una pieza que habla de la transmisión, de la conexión y la necesidad del otro para avanzar y celebrar la vida”, relata la creadora. “Surge de la observación de esa conexión que magnifica nuestras rutinas en momentos de alegría… el trabajo cotidiano, los rituales de cada día y el movimiento como un juego”. De madre pintora y padre arquitecto, Koike admite que en su obra convive la cultura de allá, en la que creció, y la de aquí, en la que se ha formado. “Resulta evidente en la pieza que la música, la estética y el movimiento tienen una notable influencia japonesa. De hecho, hay una parte poética en la que resalto justo este aspecto. Pero me formé en el extranjero, lo que me da una visión exterior de aquella cultura, que me enriquece y uso a la hora de crear”.
Tsunagu es su segunda coreografía para Les Ballets de Montecarlo, pero hizo tres colaboraciones junto a otros coreógrafos para el Teatro Nacional de Tokio y distintos trabajos para Pavillion Bosio, de la Escuela de Arte de Mónaco. “Me interesa la vida”, dice sobre sus fuentes de inspiración. “Lo cotidiano, la poesía de los pequeños gestos, la naturaleza, destacar lo que muchas veces pasamos por alto”.
Asier
Por otros derroteros, más bien cercanos a la ciencia ficción, se desliza la propuesta coreográfica que viene desarrollando Asier Edeso. “Creo que parte de mi trabajo está bastante centrado en la identidad y también en la posibilidad cada vez más real de poder cambiar y modificar a la gente gracias a la tecnología”. Lo confirman Ersatz y Besetzung, montadas ambas para Pavillion Bosio. La primera aborda el tema de la identidad y la segunda el de la memoria. “¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de borrar tu memoria, implantar nuevos recuerdos o modificarlos?” es la pregunta que se hizo el joven coreógrafo vasco, que tuvo sus inicios bailando para el Ballet Du Rhin.
“He tenido la oportunidad de crecer como bailarín en Los Ballets de Montecarlo y poder interpretar diversos roles en las coreografías de Maillot, pero al mismo tiempo, trabajar con diferentes coreógrafos me reveló distintas maneras de abordar el movimiento y crecer como artista. Siempre he tenido la necesidad de crear y de expresarme a través del movimiento, de dar forma a aquello que escribía en diferentes cuadernos. Me gusta mezclar distintas disciplinas para poder expresar de una manera más explícita aquello que me ronda por la cabeza”.
Mimoza & Asier
Mimoza Koike ha sido hada en distintos reinos de Maillot, el de Cenicienta y el de La Belle. También angustiada Lady Capuleto. Asier Edeso ha sido Lucifer, en Fausto, y delirante artesano trastocado, en Le songe, otra de las coreografías de Maillot, que volvió a bailar hace apenas semanas en la inauguración del Festival de Música y Danza de Granada. Pero más allá del escenario ambos vislumbraron el camino de la creación. Y lo han emprendido juntos, apoyándose, sabiendo que avanzan uno al lado del otro.
“Hay un respeto mutuo, en el que cada uno permite dar espacio al otro sin imponerse. Hemos crecido el uno gracias al otro”, reflexiona Koike sobre su estrecha relación con Edeso. “Llevamos tiempo colaborando y creando juntos. Siempre con curiosidad y abordando diferentes temáticas. Hemos trabajado para museos en distintas creaciones durante los últimos cuatro años y también formamos parte de un colectivo de artistas, Le Logoscope, en Mónaco, donde colaboramos con otros creadores y desarrollamos nuestro trabajo más allá de la danza, mezclando distintas disciplinas”.
