MANADA DE LOBOS BUSCANDO LA LUZ DIVINA
Jordi Vilaseca trae al Madrid en Danza Otsoa, su reflexión sobre el peligro de las sectas, que se verá mañana en Cuarta Pared. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN Foto_ASIER BASTIDA
Madrid, 21 de abril de 2021
Abordar desde la danza entresijos y manipulaciones de las sectas es un tema, aparte de espinoso, poco común. Pero el bailarín y coreógrafo Jordi Vilaseca (Barcelona, 1982), director junto a Aritz López, de Proyecto Larrua, en Vitoria, ha tenido esa necesidad después de ver cómo un amigo cercano de la profesión quedó transformado tras entrar en una. “Se me quedó grabado, había cambiado totalmente y me hizo reflexionar sobre la fragilidad de la mente”, relata. “Es un tema delicado que sigue siendo un poco tabú, quizá porque la Iglesia Católica también tiene una estructura piramidal como la de las sectas, aunque construimos la pieza no refiriéndonos a una en concreto sino cogiendo elementos y experiencias vividas en varias de ellas”.
Otsoa, que así se llama la coreografía que se verá mañana en la Sala Cuarta Pared dentro del Festival Madrid en Danza, en euskera significa lobo y toma su título de los textos elaborados expresamente por Pedro Casas, asiduo colaborador de Vilaseca que, en algún momento de la pieza, se refiere a los adeptos como manada de lobos en busca de la luz divina. “Es una metáfora, pero aparece explicada en la obra. Todo está muy bien explicado, queríamos tratar al espectador como una de esas personas normales que son adoctrinadas por las sectas. Es la pieza más narrativa de todas las que he hecho, muy danza teatro”.
Probablemente también una de las más ambiciosas de Proyecto Larrua, agrupación que lleva seis años funcionando en Álava, y que Vilaseca y López han querido que fuera algo más que una compañía que monta piezas. “Generamos público, a través de un programa de captación y sensibilización, hemos creado Larrua-Lab, un laboratorio que arrancó este mismo febrero y queremos que sea un seminario, un sitio de encuentro profesional, y por supuesto, también montamos coreografías”.
La primera fue, justamente, el dueto Larrua, al que siguieron Baserri o Idi-Begi, que ha tenido continuidad en la más reciente Ojo de Buey, mirada onírica al mundo rural. Otsoa tuvo una primera versión en 2019, un estreno formal en dFeria el año pasado y, tras el parón pandémico, comienza su periplo ahora programada por el Festival Madrid en Danza.
Hoy su apuesta es por Vitoria, pero la dilatada trayectoria de Jordi Vilaseca le ha llevado a muchas ciudades. En Barcelona se graduó en el Institut del Teatre y bailó para compañías pioneras de la danza catalana como Metros o Lanónima Imperial. Más tarde participó del momento espléndido del hoy apagado Centro Coreográfico Gallego. Ha tenido experiencias en Suecia, Alemania y Holanda, y desde siempre se ha compaginado como intérprete y coreógrafo, pasión ya plenamente desarrollada. Ha sido, y sigue siendo, cercano colaborador de Daniel Doña.
