¿Y SIMBA?
Cuqui Jerez presenta esta semana en el TEM valenciano su musical ‘Mágica y elástica’. Pero olvídense de ‘El rey león’… ya lo hemos dicho, se trata de la artista experimental Cuqui Jerez. Entérate…
Texto_REDACCIÓN Foto_OCÉANE SEYER
Madrid, 22 de mayo de 2024
Nunca se sabe con Cuqui Jerez (Madrid, 1973). De su ya larga trayectoria dentro de la experimentación, una buena parte está dedicada a subvertir, deconstruir y cuestionar el sentido convencional de las disciplinas artísticas. Así que cuando nos dice que Mágica y elástica, que esta semana los días 23 y 24 de mayo regresa, ésta vez al TEM, de Valencia, es un musical, lo primero que hay que sacarse de la cabeza es a Simba y su malogrado padre, el Rey León. Ni Broadway sería lugar idóneo para su nuevo musical ni el letrero de neón el más adecuado para anunciarlo.
A Jerez le gusta indagar y rebuscar en los mecanismos de la danza para desestabilizarlos, desmontarlos y sacudirle convenciones. Pero nunca traicionarlos. Mágica y elástica es un musical, con todo derecho, porque explora la interrelación entre música, danza y acción. Pero estamos hablando de una artista curiosa que se mueve en el terreno de la performance y la experimentación, para la que ha sido lícito llamar coreografía a una cascada de objetos que caen sobre el escenario a diferentes ritmos y sin presencia humana alguna (The Dream Project, 2016), una creadora que nos confundió con un falso work in progress (The Rehersal, 2007), donde parecía querer desvelar los resortes de la dramaturgia.
Aunque el foco de Las ultracosas, proyecto anterior, estaba centrado en explorar la suspensión del sentido en una acción performativa, había en sus cinco horas de duración un juego constante entre la acción viva de los cuerpos con la música, que ha terminado siendo germen y motivación para Mágica y elástica. La premisa básica de la propuesta ha sido poner en relación la música y la producción de imágenes coreográficas y visuales. Partiendo de la escucha exploraron las imágenes abstractas que les generaba la propia partitura, las imágenes que evocaba cada música en relación con cosas concretas del mundo real y el tipo de movimientos que provocaba el escucharlas.
Además del músico Óscar Bueno, la bailarina y coreógrafa Cécile Brousse, los artistas visuales Javi Cruz y Louana Gentner, el cantante Anto Rodríguez y el diseñador de luz Gilles Gentne, han participado junto a la creadora en el proceso de este “musical deconstruido, pseudo-musical o anti-musical”, como a ellos mismos le gusta llamarle, que explora cómo movimiento, sonido e imagen trabajan juntos para terminar configurando ese género híbrido, esa totalidad escénica que es el musical. A Jerez le gusta pensar que la indagación en esta conjunción de elementos la ha llevado “al momento en que la experiencia se convierte en emoción”. Lo que viene a ser la esencia de un buen musical ¿no?