SENCILLEZ
El pasado martes Marco Vargas y Chloé Brûlé han estrenado ‘Origen’ en el Teatro Central, en el marco de La Bienal de Flamenco de Sevilla. Fuimos a verlo y esto nos pareció…
Texto_IGNACIO MORENO
Sevilla, 29 de septiembre de 2022
Hay artistas capaces de evocar mundos lejanos u olvidados con ínfimos elementos escénicos. En el caso de Origen, unos canastos de mimbre, un florero, una mesa vestida con telas ásperas o las faldas de colores de las bailaoras sirven para transportarnos a casas encaladas, braseros de alucema, cocidos con chorizo a fuego lento y pasos entre el rumor del agua de las fuentes en plazas vacías. Olores y sensaciones de esa región humilde y a veces desdeñada llamada Extremadura, que sirven de partida para que Marco Vargas y Chloé Brûlé conformen un universo propio, enraizado en ese pedazo de tierra, viva y antigua, y que les ha llevado a crear un espectáculo singular y grandioso.
Grandioso desde lo pequeño. Y es que Origen es una apuesta por la sencillez, por gestos y objetos cotidianos que se convierten, de forma mágica, en retales de arte, en pausa y silencios transgresores en tiempos de ruido mediático y tecnológico. Un canto a la vida a través del romancero popular registrado en los años 50 por el etnomusicólogo Alan Lomax, y que cobra fuerza flamenca con la singular guitarra de Raúl Cantizano y la más clásica Miguel Vargas, junto a un elenco de intérpretes dirigidos por la portentosa imaginación del dúo sevillano, capaz de parar la respiración de La Bienal y arrancar oles, palmas y ovaciones.
Mención especial se lleva el bajocense Antonio El Peregrino, que a sus ochenta septiembres luce descaro, genio y forma física. Un espectáculo de música y danza jonda, libre y contemporánea, capaz de encandilar tanto al público purista y como al más vanguardista.