EL PASADO ES PRESENTE
En la celebración de los 30 años del Conservatorio Mariemma se celebró ayer el Festival 5FEST, en el que cinco ex alumnos presentaron sus trabajos. Allí estuvimos y esto nos pareció…
Texto y fotos_MARÍA JOSÉ RUIZ
Madrid, 08 de mayo de 2022
Las huellas de los alumnos que una vez formaron parte del Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma (RCPDM), de Madrid, volvieron a posarse sobre sus espacios para, esta vez, servir de puente entre lo que fue su pasado en el centro y lo que es su presente. ¿Qué huellas dejaron y qué huellas dejan ahora en el mundo? Ellos son cada uno de los dedos de la mano tendida del 5Fest celebrado ayer en su sede de Carabanchel, que abre paso a lo que fue y lo que es este lugar emblemático para la formación en danza en la capital, celebrando estos días sus 30 años de existencia.
El evento, celebrado en los exteriores de su edificio, es iniciativa de José Reches, profesor histórico del centro, que convocó a los creadores Nuhacet Guerra, con ¿Y tú qué decides?, Eva Alonso, con Sobre volar, Richard Mascherin y Caer, caer, caer, Melania Olcina, con La declamación muda e Irene Vázquez, con El cuerpo que habita, creaciones fruto de la identidad artística desarrollada por cada uno de ellos. Una identidad que halló su origen en su formación en el centro. Pareciera que algo en común las uniese y es la percepción intrapersonal desde la que abordan sus piezas, la introspección a través de la cual el individuo se percibe a sí mismo frente al mundo. De dicha reflexión, surgen distintos caminos y se exploran, además, distintos límites.
Límites que son investigados, concretamente, por Nuhacet Guerra y Richard Mascherin. En el trabajo del primero se abordan los límites hacia los que nos empujan nuestras propias decisiones, se observa en escena un cuerpo que pareciera quisiera salir de sí mismo emitiendo un diálogo de movimiento que no cesa. A su vez, Mascherin pone al límite la estabilidad de su cuerpo hasta que, inevitablemente, desaparece, para dejar lugar a la caída, a la pérdida de control. ¿No nos debatimos acaso constantemente entre un continuo “fall and recovery”? Sobre este aspecto vulnerable del ser humano versaban estas piezas.
Por su parte, Eva Alonso e Irene Vázquez nos hablaban sobre la liberación del propio cuerpo, que ocurre desde la negación para dirigirse hacia un “cuerpo nuevo”. El movimiento de Alonso acompañaba a la voz que escuchábamos simultáneamente, provocando la transformación y evolución de la coreografía. Por otro lado, Vázquez, a través de la coreografía y concatenación de gestos, ponía de manifiesto la necesidad de expresarnos como individuos más allá de lo impuesto mediante el género, la necesidad de liberar al cuerpo de ello.
Finalmente, en La declamación muda. Melania Olcina nos mostraba la musicalidad que puede existir en el propio cuerpo en su conexión con el entorno. Lo hacía a través de la interacción que su movimiento ejercía con el ritmo de la respiración como origen de la música en directo de su músico acompañante, Juan Crespo.