Mariposa en ciernes
El Festival Dansa Valéncia programa el estreno de Crisálida, este viernes 13 de abril, una obra frágil como mariposa, de Joaquín Collado
Texto_OMAR KHAN
Valéncia, 10 de abril de 2019
Un pez fuera del agua lucha por su vida hasta secarse y morir. Un humano no sobrevive bajo el agua. Un gusano inevitablemente sufre una metamorfosis que le convierte en mariposa. Son momentos todos de fragilidad y vulnerabilidad, dos temas que obsesionan al joven bailarín y coreógrafo valenciano Joaquín Collado (Villamalea, Albacete, 27 años), que da continuidad a estas inquietudes en forma de metáforas el próximo viernes 13 de abril con el estreno de su nueva creación Crisálida(o la venganza de Leteo), en la Sala La Mutant, dentro del Festival Dansa Valéncia. “No veo mucho espacio entre la vida y la creación”, asegura con aire convencido. “Mis trabajos no son autobiográficos pero lo que cuento tiene que ver con momentos concretos de fragilidad, hablan de lo frágiles que podemos ser debajo de tanto ruido. De la danza tampoco me interesa el virtuosismo. Juego con ello, pero me gusta ir más allá del simple movimiento y crear un mundo único en escena”.
En su corta trayectoria con su agrupación Antes Collado fundada en 2016, destaca de manera especial el proyecto Nereo ahogándose, una obra acuática sin agua que tuvo como punto de partida la vida misma, el estado emocional de un momento. “Nereo… empezó como una hoja en blanco en un momento en que estaba emocionalmente un poco perdido. Nereo… es sentirse fuera de lugar, un pez fuera del agua. No hay una lectura literal pero hace referencia también a los inmigrantes, a los refugiados”.
Como ya viene siendo hábito, Nereo… empezó como un solo y ha vivido etapas distintas, en las que ha incluso ha desaparecido Collado como intérprete y ha dejado paso a dos bailarinas. No dos bailarinas que imitan y copian el solo, sino que lo hacen suyo sin perder la esencia. “Un cuerpo se puede moldear”, asegura el creador. Algo similar quiere que ocurra con Crisálida que, en su forma de solo llegará al Festival Cádiz en Danza (11 de junio, en espacio ECCO), pero transformada en otoño a Bruselas, donde será una instalación de cuatro o cinco horas de duración con una bailarina. No descarta, de hecho, que Crisálida se haga coral y se convierta en un trabajo en el que participen no solamente bailarines sino también cultores de las artes marciales. “Crisálida es la segunda creación de una serie de piezas en mente que proponen una reflexión sobre el cuerpo marginal, el cuerpo fuera de lugar y su relación con el nuevo entorno. Una reflexión sobre el outsider”.
Valenciano
En danza, Collado ha sido autodidacta. A los 18 años llegó a Valencia y a la danza. “Ésta es mi ciudad artística, la que me ha acogido y apoyado. He estado hace muy poco viviendo en Bruselas, es un centro neurálgico, estás cerca de Gante, a poco tiempo de Ámsterdam, a dos horas de París, me he movido y he visto mucho, pero aquí estoy, en Valencia, he vuelto”. Y aquí ha crecido, encontrando apoyo decidido de instituciones como el Teatre El Musical (TEM), de El Cabanyal, donde ha hecho residencias y conseguido empuje como coreógrafo. A pesar de autodidacta tardío, ha tenido también una trayectoria destacada como bailarín para otros. Con Iván Pérez, consolidado coreógrafo español, en Korzo (Holanda), empezó. Vinieron luego experiencias en Alemania y aquí, en Valencia, con colectivos como Titoyaya o La coja Dansa. Tras una audición se unió al elenco de Voronia, destacada creación de Marcos Morau, para su compañía La Veronal de Barcelona. “Después de Voronia, decidí no defender más el trabajo de otros como bailarín y arriesgarse con mi propia obra”.
Sabe que la estética tan peculiar de Morau ha sido una influencia, un influjo más que notable en todos los creadores que han trabajado con La Veronal. Se ríe, pregunta si específicamente esta respuesta aparecerá publicada y tras una pausa, confirma. “Iván y Marcos han sido importantes pero yo siempre he tenido un espíritu rebelde que me lleva a negar a mis maestros. Creo que un creador no debe hacer algo que no sea suyo y creo en la búsqueda propia. Con La Veronal es mucho lo que he aprendido y sí, me he traído lo que me ha gustado. Reconozco la influencia, pero conscientemente”, advierte.