GÉLIDA
De hielo está hecha ‘Aurora boreal’, nueva producción de Paula Quintas, que desde hoy y hasta el domingo se podrá ver en el Teatro Ensalle, de Vigo, en el marco del Festival Isto Ferve. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 14 de febrero de 2025
Paula Quintas es artista poliédrica. Vive la danza –y también el circo- desde muchos frentes abiertos. Creadora, desde luego, bailarina -a veces aérea y otras terrestre-, también gestora y programadora, vicepresidenta de la Red de festivales de danza de calle Acieloabierto, impulsora del Festival Abanea, que vino a sustituir el extinto Corpo a Terra. Coordinadora y pedagoga en Danza Alfaia, un centro de investigación en danza de Santiago…
Y todo ello teniendo en cuenta que a la danza llegó tarde. El contemporáneo desde los 14 años, al entrar en contacto con un profesor de la escuela afrocubana, y de Ourense a Londres, a la célebre escuela Laban donde se le abrió un mundo y empezó a interesarse por cambiar de plano desde la danza aérea y vertical, lo que a su vez, la condujo de manera lógica y natural a la célebre Escuela de Circo londinense, especializándose en alambre.
Espectáculos en activo tiene varios. Nina Ninette para público familiar; Set, en el que aparece atrapada en un globo que el público conduce y dirige, y la trilogía Multiperspectivas, que en realidad responde a las tres fases de su tesis doctoral sobre circo y danza. No obstante, el hielo es ahora su preocupación más apremiante, que se materializará desde hoy y hasta el domingo en el Teatro Ensalle de Vigo, en el marco del Festival Isto Ferve ’25.
“Aurora boreal es un solo inmersivo en el que el cuerpo tiene relación con una estética aparentemente nórdica introduciendo como elemento escenográfico efímero el hielo, con el que hago paralelismo con la durabilidad de las cosas, de la materia… un poco como la sociedad actual si atendemos al concepto de las sociedades líquidas del sociólogo Zygmunt Bauman”, nos explica sobre su nuevo proyecto.
Aurora boreal usa el hielo como metáfora del paso del tiempo, verdadera esencia del trabajo. De forma natural el hielo se va deconstruyendo y destruyendo en un proceso casi imperceptible para el público. Se derrite mientras dura la acción escénica. Relación cuerpo-objeto, instalación-desinstalación. “Es un paisaje en movimiento”, puntualiza Quintas, “y nos preguntamos si es posible encontrar tiempo dentro del tiempo, basado en el cambio de la materia, que es lo mas visible, sin perder de vista que el cuerpo, todavía más lento, está también en constante transformación… así observas algo que parece invariable porque el movimiento es muy sutil en contraposición al consumo voraz y velocidad de la vida liquida”.
Como en todas sus producciones, hay preocupación por dónde el público se ubica. Le interesa la proximidad, pero no como capricho. “Necesito esa cercanía, en tanto somos un conjunto de personas que compartimos un momento, me gusta la bi-dirección, que se rompa la cuarta pared, lo que entronca en cómo se dispone el material en escena. Aquí se trata de jugar con ese hielo mientras se pasa a estado líquido… el cambio y transformación de la materia, en definitiva”.






