Y BAILÓ ANOCHE LA TERRETA…
Fue la noche de la vuelta a casa de los bailarines alicantinos desperdigados por el mundo. El Festival Abril Danza, como es ya costumbre, los reunió ayer en la gala ‘La Terreta balla’. Allí estuvimos y esto nos pareció…
Texto_OMAR KHAN Fotos_GERMÁN ANTÓN
Alicante, 26 de abril de 2024
El eclecticismo es la norma en La Terreta Balla, esa gala que es ya toda una institución dentro del Festival Abril en Danza y que volvió a activarse anoche en La Fundación Mediterránea, de Alicante, presentando una docena de piezas absolutamente ajenas las unas a las otras en estilo, maneras e intenciones pero que tienen una coincidencia importante: están todas hechas y bailadas por intérpretes de la tierra, alicantinos que triunfan por el mundo y vienen a casa a mostrar una minúscula parte de lo que hacen en grandes compañías.
Un gesto entrañable de Asun Noales, coreógrafa que desde su compañía OtraDanza, lidera este festival que crece, se crece y expande en cada nueva edición como demuestra la décimo tercera, en curso hasta el próximo 04 de mayo en espacios de Alicante, Elche y Murcia. La Terreta balla es una oportunidad prácticamente única para estos chicos de bailar en casa, de mostrar su talento y compartir su arte con amigos, familiares, conocidos…
La probabilidad de que el Ballet de San Francisco venga a bailar a Alicante es improbable, pero Abril en Danza ha permitido a la ciudad tener la ocasión única de ver bailar anoche a su hijo pródigo, Fernando Carratalá, en un momento crucial de su ya consolidada trayectoria. El alicantino ha abandonado el English National Ballet y se incorpora esta misma temporada al colectivo de San Francisco, ahora bajo dirección de Tamara Rojo. De camino, ha podido parar anoche por aquí y bailar Latidos de danza, un solo ideado por él en colaboración con Mariano Cardano, un breve pero intenso unipersonal de línea contemporánea, en el que demostró el calculado dominio de su cuerpo, que arranca prácticamente inerte, y su innegable capacidad dramática para esta obra corta y contundente que arrancó ovaciones.

Un poco de todo
La Terreta balla es también un momento para dar visibilidad al Proyecto GoOD, un programa de transición profesional, que ofrece a un nutrido grupo de bailarines jóvenes la experiencia de trabajar y convivir con OtraDanza durante varios meses, y bailar para el público en esta curiosa gala que no parece una gala. Fueron ellos, tan numerosos y enérgicos, los que aportaron las coreografías más vistosas y corales de la noche, y salieron triunfales de los retos que le suponían tres estilos y modos muy diferentes.
Para la ocasión, el creador free-lance chileno anclado en Alicante Eduardo Zúñiga les creó “¡UHHHH!” (en la foto que abre esta información), coreografía roja y distendida, festiva y divertida, que contrastaba con el tono oscuro, tenso y de conseguida atmósfera de Political Society, que en exclusiva les creó Rosana Freda. Entre medias, la trepidante Extracto Tattoo, coreografía en blanco y negro de velocidades y precisión, que les cedió Asun Noales.
Despliegue de la penumbra (en la foto sobre estas líneas) fue la sorpresa de la noche, un dueto inquietante de pocas luces, muchas sombras y gran belleza formal, que trajeron Ignacio Fizona y Lucía Moraleda, integrantes de It Dansa, la compañía del Institut del Teatre de Barcelona. Otro dueto, Can I?, más bien macarra y pandillero, desveló a los bailarines de alta tensión Rebeca García y Víctor Marcilla, quien terminó su actuación con un salto insólito desde el escenario hasta la platea. Más adelante, el mismo bailarín se lució también en el solo The Cardigan.
La joven y esbelta Sabina Bernard ocupó la sección académica de la velada, bailando con eficacia la variación del pas de deux de El Corsario y mucho mejor, el solo Ad Matrem, de Antonio Ayesta, que aborda la maternidad desde el emocionado Stabat Mater, de Pergolesi. El neoclásico lo aportó Eva Colomina, bella y expresiva bailarina, que interpretó el fugaz solo Moonlight, de Enrico Montes, con música de Debussy.
Cómo no, también hubo sus guiños a la danza teatro. Samuel Olarriaga, hizo gala de expresividad en el solo Maruxiña, y en una segunda intervención, bailó con Lucía Aznar, L’Artzar, un dueto de intensidad amorosa al ritmo de una canción de Silvia Pérez.






