CUERPOS CELESTES
¿Qué hacemos aquí? es la gran pregunta sin respuesta que Led Silhouette aborda en ‘Halley’, su nueva creación que se estrena en el Teatro Gayarre, antes de irrumpir en el Festival Dansa València. Jon López nos lo ha contado…
Texto_JUDIT GALLART Fotos de ensayos_JUAN CARLOS TOLEDO
Madrid, 10 de abril de 2024
Tras un largo proceso evolutivo que se extendería durante millones de años, la humanidad emerge como el fascinante resultado de la adaptación y la complejidad biológica en un progresivo viaje marcado por hitos como el desarrollo del lenguaje, la creación de múltiples civilizaciones y sistemas sociales, pasando por la llegada a la Luna o el potente desarrollo tecnológico que en las últimas décadas ha ido transformando nuestra manera de ser y estar en el mundo. Sin embargo, el ser humano aún no ha conseguido dar respuesta a algunas de las preguntas más trascendentales para su existencia. ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué podemos hacer durante el tiempo que nos ha sido dado? ¿Hasta qué punto llegamos a construir nuestra propia identidad como sujetos individuales y hasta dónde nos condiciona nuestro pasado colectivo?
Estos son los grandes interrogantes en los que la joven compañía navarra Led Silhouette busca ahondar en Halley, nueva propuesta de esta agrupación encabezada por Jon López y Martxel Rodríguez, que verá la luz este viernes 12 de abril, en el Teatro Gayarre (Pamplona), antes de sus presentaciones en el Festival Dansa València (miércoles 17, Teatre Rialto) y en el Azkuna Zentroa, antigua Alhóndiga, de Bilbao (25 de abril).
“Queremos incorporar a las preguntas de siempre las particularidades propias de nuestra sociedad y poder reflejar qué es nuestra generación y lo que supone vivir en este momento. Ahora mismo está teniendo lugar una situación en la que podemos hablar libremente, poner las cosas sobre la mesa y tocar ciertos temas de los que antes no se podía hablar o no se quería. Estamos ante una reivindicación del poder ser, del poder vivir una vida propia y ser totalmente tú sin pensar tanto en lo que pueden llegar a juzgarte”, adelanta López, que reconoce sentirse ansioso por contar esta historia en la que el cometa Halley representa la referencia desde la que medir y evaluar nuestra existencia, nuestro paso por el mundo y las huellas que dejamos en él.
Concebida para ocho intérpretes donde, es la primera vez que López y Rodríguez permanecerán fuera de la escena para coordinar un espacio liminal que, desde la sobriedad y el vacío, adquiere un sentido encriptado y enigmático. “Para nosotros era bastante crucial esa idea de un espacio que aparentemente es una cosa y que luego se transforma en otra. Digamos que el espacio, conforme va pasando el tiempo, va mutando”.
Influjo Morau
Pero como ya viene siendo constante en su joven compañía, los asuntos sociales y la reflexión de aires filosóficos volverán a estar presentes. “Hablamos de nuestra generación, pero también nos hemos dado cuenta de que lo mismo que nosotros sufrimos, también lo sufrieron los anteriores en otro contexto social o histórico, pero al final las preguntas y la historia son las mismas. El gran interrogante para nosotros es ¿qué aprendemos de los que han estado aquí? ¿Cómo hemos heredado todo eso?... esa educación, esas ideas. ¿Hasta qué punto yo soy yo porque yo mismo lo he decidido o porque todo lo demás me ha condicionado?”
Son asuntos de la vida que sobrepasan lo escénico. Y ellos lo viven. “No somos originales, sino que estamos hechos de otros cuerpos, todo se repite, todo vuelve a empezar, lo viejo es el futuro, pero a la vez es lo nuevo”.
La reflexión viene a colación por un asunto que atraviesa fuertemente a Led Silhouette: su relación con Marcos Morau y la influencia que el director de La Veronal haya podido ejercer sobre el trabajo creativo de estos dos jóvenes coreógrafos, que han formado parte de esa compañía como bailarines y a los que Morau viene apadrinando desde que se lanzaron al mundo de la creación. Para ellos montó Los perros, un dueto de gran repercusión en su trabajo.
“Nuestro cuerpo está saciado de ese material propio del mundo kova, ese lenguaje que Marcos consiguió crear, lo tenemos en nuestro cuerpo y sabemos que lo podemos reproducir. Y con Led Silhouette no es que hayamos querido huir pero siempre hemos intentado pensar en cómo sería una versión distinta de esa danza. No se trata de adaptar esa forma a la nuestra, sino de encontrar algo propio, igual que hizo Morau al crear su lenguaje”.
Y es que las colaboraciones entre los chicos de Led Silhouette y Morau son algo continuo. El valenciano colabora en la dramaturgia de Halley después de incorporar al tándem en sus últimas creaciones para La Veronal y fuera de ella: Firmamento, estrenada el Festival Grec de Barcelona y la más que aclamada Afanador, creada para el Ballet Nacional de España (BNE). “Al principio nos costó tomar la decisión de colaborar con él porque nos asustaba que se pudiera entender que nos aprovechábamos de su nombre. Pero era una colaboración que nacía desde la amistad y me gusta pensar que nosotros hemos podido aportar algo distinto a su historia y a su recorrido como coreógrafo”, concluye.
