MUERE USHIO AMAGATSU, IMPULSOR EN OCCIDENTE DEL BUTOH
Un infarto se llevó al director de Sankai Juku, la compañía que difundió por el mundo la llamada danza contemporánea japonesa. Lee más…
Texto_REDACCIÓN
Madrid, 31 de marzo de 2024
El bailarín y coreógrafo japonés Ushio Amagatsu (Yokosuka, 1949), director de la legendaria compañía Sankai Juku, murió el pasado lunes 25 de marzo a los 74 años pero la noticia no se dio a conocer hasta ayer, cuando la difundieron varios medios japoneses. Aunque padecía de un cáncer desde 2017, que no le impidió seguir al frente de su agrupación, fue un infarto el que le quitó la vida.
La relevancia de Sankai Juku radica en que fue la compañía a la que se atribuye la difusión masiva en Occidente del butoh, la así llamada danza contemporánea nipona, en los años ochenta del siglo pasado. A partir de su irrupción en Francia, donde siempre fueron venerados y acogidos, deslumbró a todo el mundo con esta danza extraña, introspectiva y enigmática, que aparecía como emblemática del butoh, una corriente de danza surgida como consecuencia de la sensación de fracaso, derrota y vergüenza que vivió Japón después de la Segunda Guerra Mundial. Fueron sus fundadores, los ya fallecidos Tatsumi Hijikata y muy especialmente, Kazuo Ohno, quien también gozó de gran popularidad en Occidente.
Aunque ciertos sectores conservadores nipones le reclamaron siempre a Sankai Juku que hacía un butoh for export, alejándose de algunos de los principios fundamentales del butoh auténtico a favor de una hibridación con elementos propios de la vanguardia escénica europea, hay que reconocerle el mérito de haber desvelado y popularizado en Occidente este tipo de danza, del todo impactante, hoy muy valorada y practicada en todo el planeta. Su primera actuación en Europa, en el Festival de Nancy, en Francia, en 1980, se recuerda como un verdadero acontecimiento, que dejó atónita a la audiencia del que entonces era uno de los festivales más famosos del mundo.
Ushio Amagatsu encabezó la llamada segunda generación del butoh japonés. En 1972 fue cofundador de la compañía Dairakudakan, de la que se separó pronto para iniciar en solitario su propio proyecto, Sankai Juku, en 1975. Alguna vez definió su estilo como “un diálogo con la gravedad”. Desde 1982 estableció su centro de operaciones en el célebre Théâtre de La Ville, de París, que le apoyó, acogió y produjo sus espectáculos desde su irrupción en Occidente, estrenando allí una nueva producción cada dos años.
Con sus bailarines, entre los que se incluía, siempre masculinos, pintados de blanco y moviéndose lenta y ceremonialmente, estrenó creaciones que impactaron en las más de 700 ciudades del mundo que visitaron en sus giras. Kinkan Shonen, Hibiki, Kagemi, Tobari o Utsuri entre sus títulos más emblemáticos, aplaudidos y difundidos.