HOMENAJE A MADRID
Cristina Cazorla, defensora de la Escuela Bolera, estrena en Teatros del Canal, este jueves 21 de septiembre, ‘Madrileña’, su particular homenaje a la capital española. Hablamos con ella...
Texto_JUDIT GALLART Fotos_SALA ELSSIR
Madrid, 18 de septiembre de 2023
Amparada por el Ciclo Canal Baila, que adelanta Teatros del Canal estos días, la bailarina madrileña Cristina Cazorla se prepara para presentar este jueves en la Sala Negra su último trabajo, Madrileña, el segundo que ha realizado en solitario y con el que pretende rendir homenaje a su ciudad natal desde su especialidad en la danza española: la Escuela Bolera. “Para mí, Madrid es la ciudad que me ha visto nacer, crecer, evolucionar. Es la ciudad en la que me refugio, es mi hogar y mi punto base. Yo trabajo aquí, vivo aquí, mi familia está aquí”, asegura.
Madrileña se presenta como recorrido por la capital española que atraviesa diversas épocas y ambientes seleccionados por su creadora, una ensoñación en la que la estética goyesca consigue entremezclarse con un paso doble por derecho bailado en la Plaza Mayor seguido de un pichi ubicado en un ambiente puramente castizo por el que pasea una madrileña actual. “Lo que he querido es plasmar el aire de las diferentes zonas, de las diferentes épocas para hacer un recorrido a través de la ciudad y un viaje de esos ambientes que se pueden oler en la ciudad de Madrid, siempre desde mi visión y desde mi experiencia en la ciudad”.
Escuela Bolera
Si bien podremos ver a una bailarina madrileña interpretada por Cazorla capaz de metamorfosearse sobre el escenario en una gata salvaje dando a la obra un sentido animal al tiempo que conserva su identidad madrileña, la coreógrafa no estará sola en escena. La acompañarán Nacho Carnota al violín, Álvaro Toscano a la guitarra española y la soprano Maravi Blasco. “Son profesionales de diez, suenan de maravilla y desde luego sin ellos la pieza no sería lo que es Madrileña, en eso somos un equipo y forman parte ello igual que yo en el espectáculo. Les muevo, no es formato concierto que les deje estáticos en el espectáculo, sino que interactúan conmigo, forman parte de todo el ambiente, están incluidos en él”, nos cuenta la coreógrafa.
Enamorada de la Escuela Bolera y altamente implicada en su desarrollo y promoción, Cazorla ha conseguido situar dicha disciplina en el núcleo de su trabajo, ya no solo como coreógrafa, sino que toda su carrera ha girado en torno a la misma. “Para mí ha sido el lenguaje en el que siempre me he sentido más cómoda, el que creo que me ha representado más y en el que me he sentido más a gusto”. Es por ello que la artista lamenta el hecho de que, dentro del amplio espectro que representa la danza española, la Escuela Bolera sea la que permanece más ensombrecida.
“No sé cuál es la razón en concreto de que estemos en este punto, pero desde luego es la rama más desconocida y la más dura, que también yo creo que puede tener que ver en el esfuerzo poco gratificante, digamos, de que realmente es difícil el sacar una Escuela Bolera exigente y trabajada con calidad. Es poco agradecida, pero luego a la vez te da recompensas que yo creo que también merecen la pena. En mi caso he querido seguir fiel a eso y con el riesgo que conlleva también, porque al no tener tantos referentes, incluso a nivel de creación, no hay mucho estímulo para decir ‘pues quiero seguir este camino o ejemplos’, todo era bastante nuevo para para afrontar la creación desde el lenguaje de la Escuela Bolera. Y eso da vértigo pero te saca cosas maravillosas que creías que a lo mejor no eran posibles o eran muy difíciles”, concluye.