¿TE VIENES AL INFIERNO?
Esta noche, en el marco del Festival de Itálica, en Sevilla, la compañía Marcat Dance estrena ‘Averno’. Mario Bermúdez, su autor, nos cuenta lo que le empujó a bajar a los infiernos…
Texto_OMAR KHAN Foto_TANIA CERVIÁN
Sevilla, 11 de julio de 2023
La ola de calor, que promete golpear esta noche con fuerza en el sur, será aliada de Mario Bermúdez y su agrupación Marcat Dance, en su idea de llevar al público de la mano en un viaje hacia el corazón de los infiernos. Arderá así el Teatro Romano de Itálica, en Sevilla, en la recta final de su festival estival, con el estreno de Averno (con función adicional mañana), que supone la producción más relevante a la que se ha enfrentado la joven agrupación de Vilches, en Jaén, justo después de que su director se hiciera con el Max al Mejor Intérprete del año por su participación en El bosque, su coreografía anterior.
“Es de lo más físico e intenso que he hecho en toda mi carrera. Me adentro en el más allá, he ido hacia la profundidad, y ha sido liberador. El público tiene que venir con nosotros, hacer el viaje y sufrirlo”, reflexiona Bermúdez sobre su nueva creación.
Siete bailarines, un viaje en círculos sin posibilidad de retorno, un espacio diáfano que tendrá una escenografía de luz, diseñada por Mamen BGil, y se moverá al ritmo, a veces atronador, de la música siempre inspirada de de José Pablo Polo, compositor habitual de la agrupación. Todo con dramaturgia de la también coreógrafa sevillana Isabel Vázquez.
La idea metafórica de bajar a los infiernos viene de Dante, desde luego, pero no ha sido la única motivación. Bermúdez acababa de montar una pieza de encargo para Scapino Ballet Rotterdam inspirada en La divina comedia, que fue el detonante de Averno, pero la necesidad de montarla venía de la sensación personal de vivir un infierno aquellos días. “Estaba viviendo una etapa difícil en lo empresarial con la compañía, tenía la ansiedad de ser padre y ser artista, estaban las responsabilidades, las finanzas… necesitaba sanar por algún lado y la danza me sirvió para sacar la rabia, drenar la impotencia. Me fui solo al estudio, y allí surgió buena parte del material que conforma hoy la coreografía”.
Polvo somos…
Investigó a Dante, le extrajo sensaciones, imágenes y momentos, y planificó una travesía que no necesariamente conduce a la luz y la tranquilidad sino tal vez a las puertas de un nuevo infierno. Pero, en cualquier caso, supone un paréntesis de liberación y vacío. “Si al final somos polvo”, reflexiona. “Se trata de un travesía que emprendemos los siete bailarines durante setenta minutos. Cada uno se adentra en este viaje acompañado por los otros, en el que yo soy ellos, y todos somos uno. Somos almas atrapadas”.
La espiritualidad y lo ritual, el sentido ceremonial y lo religioso, son parte de la travesía en esta coreografía que no es mítica ni fantástica sino más bien la metáfora de una introspección, de un encuentro con la esencia misma de lo que somos y la capacidad de transformación que tenemos. “Va conectado con la vida. Hacemos juntos el viaje pero a este mundo vinimos solos y solos nos vamos”, advierte el coreógrafo.
Mario Bermúdez, que tuvo contacto con la danza contemporánea en el hoy extinto Centro Andaluz de Danza CAD, de Sevilla, avanza hacia la consolidación de su compañía Marcat Dance, que lidera junto a su pareja de baile y vida, la norteamericana Catherine Coury, con quien compartió escenario cuando estuvo bailando para Ohad Naharin, en Batsheva Dance Company, de Tel Aviv, una experiencia que ha sido significativa.
En tierra lejana y ajena, se sintió más cerca que nunca de la propia, y la nostalgia por su casa lo empujó, de alguna manera, a hacerse coreógrafo. Hoy está asentado en su pueblo, en Vilches, donde no solamente reside su compañía. Allí ha venido levantando Vildanza, un festival de danza de verano, que acaba de culminar su tercera edición. Con gran éxito y aceptación por parte de los vecinos, muchos de ellos, esta noche en Itálica apoyando a su artista.
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