JOSEFINA GOROSTIZA TRIUNFA EN EL CERTAMEN
Dentro de una selección que no destacó por la innovación, la creadora argentina ganó anoche con su pieza ‘Las cantatas eufóricas’. Te comentamos todo el palmarés…
Texto_OMAR KHAN Fotos_JUAN CARLOS ARÉVALO
Madrid, 10 de diciembre de 2022
Triunfaron los tuertos en el país de los ciegos. La creadora argentina recién anclada en Madrid Josefina Gorostiza se hizo anoche con los 5 mil euros del Primer Premio del 36º Certamen Coreográfico de Madrid, celebrado en el Centro Cultural Condeduque, gracias a su pieza Las cantatas eufóricas (en la foto). Una opción aceptable para una competición este año difícil, en la que ninguna de las seis piezas que llegaron a la final destacaba por innovadora, ingeniosa o deslumbrante.
Es verdad que la creación de Gorostiza era de las más llamativas. Disponía de ocho bailarines en un certamen con predominio de duetos, una música que experimentaba mezclando a Bach con tecno-estridencia y una propuesta coreográfica que jugaba a diluir lo sagrado y lo profano, todo bajo un calculado look moderno. Pero bajo esta bien construida fachada había más bien poco.
La obra dice partir de la premisa “¿cómo se bailaría hoy Bach?”, una pregunta a la que han dado respuesta una buena cantidad de coreógrafos desde ángulos muy distintos y sobre todo, atractivos, que van desde Nacho Duato y Malpelo hasta Anne Teresa de Keersmaeker. El aire de provocación que la coreógrafa argentina quiere imprimir a su pieza luce forzado e impostado. Su provocación aparece demasiado diseñada para provocar, valiéndose de elementos que a lo mejor fueron motivo de escándalo en tiempos ya pretéritos. Es curioso pero entiende el riesgo casi desde el mismo lugar que Marina Otero, otra artista argentina recién radicada en Madrid, de la que vimos hace poco en el Festival de Otoño capitalino Fuck Me, también con pretensiones de trasgresión un poco trasnochadas.
Montón de premios
Como es ya norma, el Certamen que dirige Laura Kumin, tuvo su pedrea larga, que repartió numerosos y muy apetecibles premios entre las doce coreografías que participaron. Sandra Egido y Carla Cervantes, de la compañía catalana Lookatthingsdifferent ofrecieron uno de los momentos más serenos y emotivos de la jornada, literalmente enroscadas en su dueto Somos, obra intensamente anaranjada, delicada y cuidada en todos los aspectos, que se hizo con varios galardones relevantes, incluida una residencia en Teatros del Canal.
Los otros galardones de importancia fueron a parar a Elena Puchol, que podrá asistir como coreógrafa al legendario American Dance Festival, veterano encuentro norteamericano de danza, gracias a su dueto No hay hueco en el jardín (en la foto sobre estas líneas), una propuesta curiosa y visualmente potente, mientras que la catalana María Jurado, disfrutará de la Beca DanceWeb, dentro del no menos prestigioso festival Impulstanz, de Viena, por su creación Black Sun, que no había llegado a ser finalista.
Fueron duetos correctos, sin demasiada aportación coreográfica pero indiscutiblemente bien bailados, Alleo, de Colectivo Glovo, que dirigen en Galicia Hugo Pereira y Esther Latorre (ganadores de residencias en la compañía Losdedae y en L’Estruch, de Sabadell), y Denuevo, de los andaluces Ximena Carnevale & Niche Ramírez (que se hicieron con la beca para el BIDE y residencia y programación en Carme Teatre, de Valencia). Finalmente, dentro de los finalistas del Certamen, concurrió la compañía catalana Unaiuna con la otra pieza grupal de la noche, Antes todo esto era campo, una legítima reflexión sobre los excesos de exposición en las redes sociales que, a pesar de su ingeniosa idea de transmitir en directo mientras bailan, resbala por la obviedad con la que es tratado el tema y el lenguaje convencional de su danza. Marina Fullana y Laura Lliteras, autoras de este cuarteto masculino, se hicieron con una Residencia de Creación en Tanzhaus, Zúrich.
