HABLEMOS DE DANZA
Se celebró ayer en el Centro Coreográfico María Pagés, de Madrid, el I Encuentro Nacional de Centros Coreográficos. Te contamos lo que allí se debatió...
TEXTO_JUDIT GALLART
Madrid, 11 de junio de 2022
Movido por el deseo de generar una red de centros coreográficos que sea capaz de acoger las necesidades de los creadores en España, el Centro Coreográfico María Pagés (Madrid) organizó ayer un encuentro en el que participaron algunos de los miembros de los centros coreográficos más relevantes de nuestro país. Entre ellos se agruparon directores, codirectores y coordinadores de instituciones como el Centro Coreográfico Galego (A Coruña), el Centro de Creación el Graner (Barcelona), el Centro Coreográfico Canal (Madrid), el Centro Coreográfico La Faktoria (Navarra) o el Centro Coreográfico de La Gomera (Canarias) para debatir en torno a dos temas principales: los retos a los que se enfrenta el arte coreográfico en España y los públicos para la danza.
Una tarde de reflexión e intercambio de opiniones que ha sido presentada por la concejala de cultura del Ayuntamiento de Fuenlabrada, Mónica Sebastián, quién recalcó el interés del municipio por programar y reivindicar la danza, así como por generar nuevos públicos, espacios y recursos para un arte que se mantiene fuertemente invisibilizado en el panorama nacional. Durante el encuentro, se debatió en torno a la precarización y el funcionamiento de los centros coreográficos, llegando a la conclusión de que los mismos se conforman simplemente con el hecho de generar espacios donde poder llevar a cabo labores creativas. Pero un centro coreográfico en realidad es algo más, algo que en España no existe. “Estamos para cubrir necesidades” afirmó María Pagés refiriéndose a la labor que su Centro Coreográfico de Fuenlabrada lleva a cabo proporcionando a coreógrafos y bailarines un espacio destinado al ensayo, la creación y la investigación.
No somos Francia
Al hablar sobre centros coreográficos siempre se pone el foco sobre el modelo empleado por nuestro país vecino, Francia. No obstante, Laida Aldaz (La Faktoria) afirmó que el modelo francés no puede ser aplicado en España porque no hay dinero para ello, motivo por el cual se deben mejorar las subvenciones destinadas a cultura. “No sabemos con anterioridad con cuanto dinero contamos y eso nos lleva a arriesgar nuestro dinero privado para sacar adelante los proyectos”.
Los ponentes coincidieron en que lo más difícil en esta profesión no es otra cosa que el despertar la voluntad y la continuidad por parte de los políticos, lo que provoca el carácter efímero de los proyectos coreográficos, aunque el hecho de que el gobierno comience a debatir sobre el estatuto del artista ha generado un sentimiento esperanzador. A su vez, se llegó a la conclusión de que existe un fuerte desconocimiento hacia la danza tanto en la esfera política, lo que genera conflictos a la hora de obtener ayudas económicas por parte del Estado, como a nivel social. La dificultad para generar públicos fieles reside en la ausencia de la danza en los currículos educativos, pero también se puntualizó el deber que recae en los medios de comunicación por hablar y promover esta forma de arte. Sin embargo, la función que desde los Teatros del Canal se lleva a cabo por difundir y generar una programación potente de danza fue altamente aplaudida. Beatriz Arzamendi (Centro Coreográfico Canal) afirmó orgullosa cómo desde la institución se ha logrado generar un público de danza estable. “La gente en Madrid está por la danza”. Pero es posible que la favorable situación que se vive en la capital venga propiciada por lo que Pilar Portela (Centro Coreográfico Galego) observó como el problema fundamental que provoca la ausencia de un público fiel: la falta de programación.
El encuentro se espera convertir en el inicio de todo un ciclo anual en el que profesionales del sector se reúnan para debatir y generar iniciativas en beneficio de un arte que, en palabras de El Arbi El Harti (Centro Coreográfico María Pagés), es “perfectamente sostenible como parte fundamental de la industria cultural española”.
