BAILAR EDIFICIOS
En función única, esta noche estrena Mikel del Valle su coreografía ‘Arquitectos del aire’, en el Teatro Arriaga, de Bilbao, que le ha coproducido. Así nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN Fotos_E. MORENO ESQUIBEL / TEATRO ARRIAGA
Madrid, 12 de mayo de 2022
Ni bombero ni piloto. Tampoco bailarín, eso vino más tarde. De niño, Mikel del Valle (Bilbao, 1984), lo que quería era ser arquitecto. Pero no fue, pudo más la danza. No obstante, la capacidad de invención que permite ser coreógrafo le transformará esta noche en uno inusual: será arquitecto del aire. Después de todo, el punto de partida de una coreografía suele ser el espacio vacío de un escenario sobre el que un artista diseñará un mundo habitable por cuerpos danzantes. No habrá edificios suyos en ninguna ciudad, pero hoy reinventará tres desde la danza, en el Teatro Arriaga de su ciudad que, además, le coproduce, Arquitectos del aire, esta nueva creación para su joven compañía MDV Danza.
No son tres edificios cualesquiera sino unos muy concretos y atractivos: La Alhóndiga, símbolo de la transformación reciente de Bilbao diseñado por Ricardo de Bastida y Philippe Stark; el CaixaForum Barcelona, que fuera una fábrica textil ideada por el arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch, y las Naves del Barranco, una antigua lonja de Sevilla hoy reconvertida en turístico centro gourmet, que hay rumores por ahí de que pudo haber sido diseñada por el mismísimo Eiffel de la torre parisina.
“Habrá símbolos y escenas completas que evocan cada edificio, pistas claras para identificarlos. No es que si no los conoces te quedas fuera. De hecho, lo que me gustaría es generar interés en los espectadores por ir a visitarlos”, explica Del Valle sobre su nueva creación para cinco bailarines, él incluido.
Reconoce que lo fácil, para él, sus intérpretes y el público, hubiese sido tirar por el Guggenheim, la Sagrada Familia y La Giralda. Pero la coreografía no nace de la emoción por edificios emblemáticos y turísticos sino de la observación y admiración de esas ciudades, del conjunto todo de sus arquitecturas. Él creció en Bilbao y vivió en Sevilla, cuando estuvo formándose en el Centro Andaluz de Danza (CAD), quizá por eso se encarga de coreografiar los capítulos de esas ciudades en su trilogía, contando con el coreógrafo catalán Pol Jiménez para el episodio del CaixaForum. Pero no son solo las formas, que también, sino la historia de esos edificios, sus significados, sus transformaciones y usos.
Edificios con historia
“Yo lo he vivido. Bilbao ha sufrido un cambio arquitectónico brutal, y me interesaba investigar estas transformaciones. Tengo interés por los contextos históricos que rodean los edificios. Noto que, en general, la gente desconoce la historia de los de su propia ciudad. Pasan todos los días frente a ellos y no reparan”, reflexiona.
Aunque creadores muy conocidos como el belga Frèdèric Flamand, ex director del Ballet de Marsella o el norteamericano Robert Wilson, ya han abordado la arquitectura como tema coreográfico, siempre queda la pregunta de cómo la danza puede expresar edificaciones.
“Los edificios están para ser ocupados por cuerpos·”, intenta responder Mikel del Valle. “Hay una parte importante, vivencial y humana, que se desarrolla dentro de los edificios, y les da sentido. Para Arquitectos del aire busqué los planos de cada uno de los tres edificios y a partir de esas líneas hice los desplazamientos espaciales”.
La escenografía modular de Cristián Álvarez recuerda esos planos y es clave en la propuesta, que más que enseñar o reproducir, quiere escarbar en la memoria de tres edificios específicos y por esa vía, contar también una parte relevante de cada una de las ciudades. De sus cambios, sus evoluciones y adaptaciones a cada época, lo que implica lógicamente visitar el folclor y lo popular, aspectos que no son desdeñados en su nueva creación y que aparecen evocados, que no imitados, desde el espacio sonoro que le ha ideado Javier Bejarano.
Es la segunda coreografía de envergadura que Mikel del Valle crea para su compañía MDV. Agate Deuna, la primera, en apariencia alejada y ajena a esta nueva, fue también estrenada en el Arriaga en 2019, y aunque abordaba un tema tan alejado de la arquitectura como la vivencia dolorosa de las mujeres que sufren cáncer de mama, hay en ambas una mirada peculiar hacia asuntos tremendamente humanos y una aproximación a la tierra y lo telúrico, desde el folclor, las tradiciones y costumbres.
