¿QUÉ FUE DE ELLAS?
Diez años después, vuelve ‘Gardenia’ al Festival Temporada Alta. Te contamos el remontaje y retomamos el texto que hace una década escribimos sobre esta maravilla escénica. No dejes de leerlo…
Texto_OMAR KHAN Foto_LUKE MONSAERT
En enero de este año hubo una reunión en Gante, que terminó con la decisión de retomar Gardenia, diez años después. Igual a la anterior no sería. Dos de sus nueve protagonistas originales ya no estaban, Andrea había muerto y Tina Turner lo hizo durante el proceso de remontaje, pero todas las demás, ahora una década mayores pero con el ánimo y la moral tan alta como entonces, estaban allí dispuestas a volver sobre una de la obras más emotivas y emocionadas, tanto de Alain Platel, de Les Ballets C de la B, como de su otro director, Franck Van Laecke, quienes montaron con un éxito espectacular esta suerte de homenaje a la valentía de un puñado de travestis de la noche canalla en Bélgica, con la complicidad de la ideóloga del espectáculo: la actriz transexual Vanessa Van Durme.
Con este montaje, dieron la vuelta al mundo. Escucharon ovaciones y vieron lágrimas caer de los ojos de espectadores de Aviñón, París, Viena, Berlín, Londres, Ámsterdam, Belgrado, Barcelona, Sevilla, Girona, Lisboa, Oslo, Quebec, Adelaida, Taipei y, entre otros, Rusia. En 2012 consiguieron una nominación al Premio Oliver británico. Se hizo un documental sobre la experiencia, Before the last curtain falls, que dio aún más celebridad y difusión a este entrañable y enternecedor montaje.
La nueva Gardenia, ajustada y revisada, se reestrenó en Bélgica en verano pasado, y ahora esta semana, regresa al Teatro Municipal de Girona, los días 5 y 6 de noviembre, en el marco del Festival Temporada Alta, que ya la había programado en su momento. A propósito de su nueva visita, hemos querido retomar el texto que escribimos en susyQ hace diez años, cuando la pieza irrumpió –y sorprendió- en nuestro país.
EMBRUJADORA DECADENCIA
En realidad el riesgo en la nueva danza es terreno abierto a ser abonado. Tiene innumerables aristas, tiene incontables posibilidades, tiene mil cabezas. Alain Platel, inteligencia belga y cerebro de la archiconocida Les Ballets C de la B, lo sabe y no se cansa de hurgar en la interioridad de los humanos para colocar en escena espectáculos siempre al borde del precipicio, que indagan en asuntos terrenos delicados como el instinto en Wolf (2003), la fe en pitié! (2008) o la decadencia en su reciente Gardenia (2010), creada en complicidad con el director Franck Van Laecke y la sensacional actriz transexual Vanessa Van Durme.
Tiene Gardenia un punto de partida narrativo que fácilmente puede caer en el cliché grotesco y el esperpento decadente. Lejanamente inspirados en el documental Yo soy así, en el que la realizadora española Sonia Herman recoge la última noche que estará abierto un bar de travestis, transexuales y fantasmas de la noche barcelonesa, Platel y su combo huyen de cualquier convencionalismo banal en su adaptación y cuelgan sobre este marco realista y dramático un collage más bien abstracto, surrealista y delirante, que le sirve para presentar (y representar) a un puñado de artistas del burlesque y cabaret de los rincones belgas más canallas.
Son auténticos travestis y transexuales mayores, ya cansados, que llegan a la última noche del bar Gardenia, en el que han actuado durante décadas. Y probablemente también a la última vez de sus vidas noctámbulas de artistas.
Gardenia juega a la transformación, a la dualidad impuesta a estas almas valientes. No cuenta propiamente la vida de cada uno sino que les muestra en su lado más auténtico y les expone descaradamente. Avanza siempre huyendo de la narrativa pero posee una lógica progresión que va desde ese inicio solemne en el que unos serios señores de traje y corbata van tomando posesión de la escena para paulatinamente ir despojándose de esas ropas y toda esa virilidad socialmente impuesta hasta terminar perfectamente transformados en lo que verdaderamente quieren ser: bellas señoronas que aletean libres por el escenario.
Desde luego hay humor pero, como todo en esta francamente bella propuesta, no es de chiste gordo ni carcajada sonora. Aquí todo es elegante y, en consecuencia, la sonrisa es grácil. También agradecida por mostrar tanta humanidad.
*En la foto superior, ellas en 2010. En la inferior, ellas mismas diez años más tarde.
