ADIÓS A LA DANZA EN TEATROS DEL CANAL
No es algo oficial pero la sorprendente decisión de nombrar seis directores artísticos, sin que ninguno venga del mundo de la danza, parece un mensaje bastante claro. Reflexionamos sobre este triste asunto…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 12 de diciembre de 2023
Sorpresa, estupor, enfado, escepticismo… difícil definir nuestro sentimiento, como revista que se ocupa de promover, visibilizar y defender la danza, ante el anuncio hecho público ayer por Mariano de Paco, Consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, que daba a conocer el nuevo perfil de los Teatros del Canal para el año próximo, que supone el cese de Blanca Li, actual directora artística, que pasará a ser sustituida no por uno ni dos sino seis directores artísticos, ninguno de los cuales viene del mundo de la danza ni se va encargar de ella, a saber: José Luis Alonso (teatro clásico), Albert Boadella (lírica), Lluís Pasqual (repertorio internacional), Ana Zamora (programación medieval y renacentista ¿?), Olga Blanco (artes vivas) y Ainhoa Amestoy (repertorio español siglos XX y XXI).
El modelo de seis directores artísticos para un teatro es quizá único en el mundo porque a nadie se le ha ocurrido que semejante decisión pueda ser eficaz y funcional, sobre todo porque el anuncio se apresura a subrayar que cada uno de ellos dirigirá sus propias creaciones en el recinto de la calle Cea Bermúdez, por lo que se puede decir que ya conocemos la mitad de la programación. Más allá de que la lista de elegidos no supone ese (necesario) relevo generacional en la gestión (Boadella, por citar, ya dirigió esta casa durante años), hay un mensaje bastante claro: los Teatros del Canal ya no serán una casa para la danza, en una ciudad repleta de teatros (públicos y privados) entregados al teatro.
El Canal se había convertido en ese hogar necesario. Se había hecho con un público y ha estado en perenne campaña (exitosa) para conseguir nuevas audiencias para la danza. Eso en lo que concierne a la difusión pero en lo referente a la profesión, los artistas de aquí, al fin, habían conseguido en el Centro de Danza Canal una casa propia y no prestada, un espacio idóneo, amable y comprensivo para la creación, el encuentro y el avance profesional. Ahora no se sabe qué va a ocurrir.
Lo que resulta contradictorio e inexplicable es que esa línea funcionaba. No es que se había creado un teatro donde prevalecía la danza y había sido un fracaso. Lo contrario, había demostrado que sí hay un público amplio y diversificado que atiende el llamado de la danza, siempre y cuando fuera buena. Y a fe, que la que la que se programaba aquí lo era.
En los últimos tiempos, Teatros del Canal ha tenido dos direcciones artísticas muy distintas entre sí. La de Natalia Álvarez Simó, hoy directora en Condeduque, que ponía el foco en las artes vivas y las nuevas tendencias, y la de Blanca Li (que ahora será responsable solamente del Festival Madrid en Danza), que era más plural y abría el abanico hacia todas las artes del movimiento, incluyendo circo, danzas urbanas y grandes espectáculos. Se podía estar más inclinado hacia una o hacia la otra, pero las dos líneas demostraron ser exitosas y ambas iban montadas en un mismo barco que tenía igual destino: potenciar la danza en la Comunidad de Madrid. Sería impensable, inaceptable y disparatado que hoy la Generalitat catalana decidiera cambiar la naturaleza del Mercat de les Flors, ya convertido en el centro de exhibición de danza más importante del país, y que ha sido hasta hoy, de alguna manera, sueño, inspiración y modelo para Canal.
Suponemos que los que decidieron por allá arriba que no era necesario para Madrid tener o potenciar un teatro para la danza y que lo que había que hacer era potenciar lo que ya está potenciado, pensaron que para “eso” de la danza bastaba una cuota en los festivales (el de Otoño, por cierto, queda ahora en manos de Pilar de Yzaguirre, quien ya ejerció ese mismo cargo durante el siglo pasado) y la creación de esa nueva compañía (que sigue el modelo del extinto Ballet Ullate) que dirigirá Jesús Carmona, pero donde prevalecerá, obviamente, la danza española. Y ya está…
Detrás de esta decisión pareciera haber más interés político que artístico. Nosotros, revista de danza, no fuimos invitados a esta presentación a los medios. Suponemos que estimaron que lo que ahora va a ocurrir en Canal ya no es competencia nuestra…
