BARCELONA ES HIP HOP
Arrancó ayer el Festival Dansa Metropolitana, que abraza doce municipios y este año se prosterna ante el breakdance, uniéndose a su celebración como categoría olímpica. Giulia Poltronieri nos lo cuenta…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 02 de marzo de 2024
Aunque no tendrá el impacto mediático global del ingreso del breakdance en los Juegos Olímpicos, este año el Festival Dansa Metropolitana, que arrancó ayer y se prolonga hasta el 17 de marzo, por lo menos aspira a conquistar con hip hop a doce ciudades de Barcelona, centrando el grueso de su programación en esta disciplina de danza urbana para celebrar desde el escenario –y la calle, por supuesto- su nueva categoría olímpica. Lo tiene fácil, teniendo en cuenta que tendrán como reclamo a compañías pioneras del break francés como Accrorap, Käfig o Dyptik (en la foto), entre una oferta larga que intenta revisar el estado actual del hip hop escénico foráneo y el que se produce en Cataluña, que no es poco.
“Nos interesaba la idea de llamar la atención sobre el breakdance este año que se inaugura como juego olímpico. Nos decantamos por las danzas urbanas porque encajaban en nuestro proyecto transversal, que escoge un tema que sea común a las doce ciudades que componen el Festival Dansa Metropolitana”, nos comenta Giulia Poltronieri, coordinadora artística de esta peculiar muestra de danza, que se diseña y programa conjuntamente con los teatros de doce ciudades del área metropolitana de Barcelona: Badalona, Hospitalet, Cornellà, El Prat, Viladecans, Esplugues, Santa Coloma, Sabadell, Terrassa, Granollers, Sant Cugat y Barcelona propiamente.
Aunque despliega una oferta que abraza distintas tendencias y corrientes de la danza contemporánea internacional –destacando este año compañías como la Sydney Dance Company, que dirige en las antípodas el catalán Rafael Bonachela, el francés Olivier Dubois, reponiendo aquí su éxito Tragédie, Rachid Ouramdane, con sus escaladores acróbatas de Corps extrems, o los locales Led Silhouette, Joan Catalá, Lorena Nogal o Sol Picó con su novísima Macarron Power- hay una parte importante, el llamado Proyecto Arterias, que recorrerá transversalmente las doce ciudades destacando una temática que da coherencia e identidad al todo.
Es aquí donde principalmente destaca la curaduría de Poltronieri, este año enfilada hacia las danzas urbanas, que se repartirán entre todas estas ciudades con relevantes compañías en las salas y espacios no convencionales, pero lógicamente, también mucha actividad de calle como reclama el hip hop.
“Siempre intentamos dar con un tema que sea capaz de transmitir conocimiento en un área de la danza, de la que intentamos ofrecer una visión lo más amplia posible, que en el caso del hip hop, va desde las grandes agrupaciones internacionales, pioneras y consolidadas, como Käfig, Accrorrap o Dyptik, pasando por dar visibilidad a las compañías profesionales locales como pueden ser Brodas Bros. o Iron Skulls”, nos devela esta gestora cultural, que conoce el festival desde dentro, ya que fue directora de teatros municipales en Terrassa y Viladecans, aunque su primer contacto con las artes escénicas fue la gerencia de La Central del Circ.
Desde Francia, precursores
Kader Attou, que anoche ha inaugurado Dansa Metropolitana en Sabadell con su reciente producción Prélude, no es un coreógrafo de hip hop al uso. Ariane Bavelier, del rotativo francés Le Figaro, acertaba en su descripción: “Hay coreógrafos que, con el hip-hop, se divierten con el movimiento a toda costa. Kader Attou ha superado esta fase: nacido en el hip hop, es la poesía lo que ahora persigue”.
Fundó Accrorap en 1989, cuando apenas había trasvase de breakers al teatro y en 34 años de creación, Attou ha experimentado con las posibilidades de un breakdance contaminado con las formas y recursos escénicos de la danza contemporánea. Su solemne y conmovedora Symfonia Pieśni Żałosnych (2013), creada a partir de la tercera sinfonía de Gorecki, no solamente es una pieza relevante de su carrera sino del hip hop escénico europeo. En cambio, Prélude es una celebración festiva al hip hop de la calle, una ingeniosa y tensa combinación de la música de Romain Dubois con la fisicalidad y resistencia de una docena de breakers profesionales del sur de Francia.
En los primeros tiempos, Mourad Merzouki bailó en Accrorap, pero pronto se desprendió para crear su propio trabajo en Lyon, su ciudad, donde encontró respaldo e impulso por parte de Guy Darmet, fundador de la célebre Bienal de la Danza. Era un talentoso bboy de batallas, con interés por el circo, que quiso canalizar sus inquietudes por lo escénico fundando la agrupación Käfig, en 1996. Hoy parece ingenua, pero en su momento su creación Aigwa (2008), con sus centenares de vasitos de plástico sobre el escenario, fue toda una revelación.
Merzouki suele fusionar el breakdance con disciplinas y corrientes muy distintas en cada producción. El barroco en Foliá, el videomapping en Pixel, la danza aérea en Vertikal y, ahora, en la nueva Zephyr (en la foto), que se verá en la clausura de Dansa Metropolitana, el día 17 de marzo en Sant Cugat, juega con la ingravidez, el viento y las mareas, en lo que supone un avance en su experimentación sobre qué pasaría si lanzamos el hip hop por los aires.
La tercera agrupación de envergadura que defenderá el hip hop en Dansa Metropolitana es Dyptik, colectivo francés de Saint Etienne, que fundaron en 2012 Souhail Marchiche y Mehdi Meghari. Triunfaron en la reciente Bienal de la Danza de Lyon con su nueva propuesta Le Bal, pero a Dansa Metropolitana llegarán con D-construction (que, en días sucesivos se verá en Terrassa, Granollers, Badalona, Barcelona,. L’Hospitalet, Santa Coloma y Sabadell), un clásico de su repertorio, en el que se evidencia el tono de descontento y crítica social que ha marcado su trayectoria, que explora aquí las condiciones impuestas a las relaciones en el espacio público.
Hip Hop de aquí
La contraparte catalana del hip hop en el Festival Dansa Metropolitana estará representada en sus colectivos profesionales más sólidos: Iron Skulls, Brodas Bros y Big Bouncers que, a su vez, suponen dos maneras muy personales y únicas de abordar el hip hop escénico. Lideradas por dos hermanos y dos hermanas, los Brodas empezaron andadura en 2006 y desde siempre han tenido un gran sentido del espectáculo, en propuestas ingeniosas y llamativas como sus recientes Around the World (que se verá en Viladecans el día 08 / en la foto) o la muy luminosa y deslumbrante Ejército de la Luz.
Sin un líder y manteniendo una línea de creación colectiva, Iron Skulls, desde 2013, cuando se fundó, ha venido indagando en temáticas reflexivas sobre la condición humana (la pertenencia a un grupo en Azul petróleo, la relación entre religión y ejército en No sin mis huesos) y como la mayoría de las agrupaciones de hip hop escénico, trabajando la hibridación con otras formas artísticas.
El Festival Dansa Metropolitana, atento como siempre ha estado a las nuevas tendencias y corrientes, no ha ignorado tampoco a creadores, un poco más inclasificables, que no obstante se mueven en zonas periféricas y colindantes con las danzas urbanas. Tal es el caso del portugués Marco Da Silva Ferreira, nuevo fenómeno europeo que hace hibridación extrema con todo los tipos imaginables de danzas, incluyendo desde luego a las urbanas. Llegará con su nueva creación de calle (también estrenada en la Bienal de la Danza de Lyon) Fantasie Minor (Sant Cugat, 09 de marzo), que dispone a dos bailarines que bailan Shubert como si se tratase de una battle entre ellos. Y desde Medellín, ciudad colombiana que está experimentando un auge de la reivindicación autóctona frente a prácticas racistas y colonialistas, la compañía Sanfoka, dirigida por Rafael Palacios, que ofrecerá La ciudad de los otros (09 de marzo, L’Hospitalet).
