OLGA DE SOTO MIRA DEBAJO DE LA MESA VERDE
El Museo Reina Sofía ha inaugurado hoy ‘Reconstrucción de una danza macabra’, exposición que recoge la profusa investigación que la coreógrafa valenciana ha hecho sobre esta obra fundamental de Kurt Jooss. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 27 de febrero de 2024
La semana pasada, a propósito de su muerte, rescatábamos en su obituario una declaración del norteamericano Steve Paxton, pionero de la posmodernidad que, en su conferencia en el madrileño Museo de Arte Reina Sofía, en 2015, sostenía convencido: “La performance empieza y está viva. Acaba y está muerta”, reafirmando así la poca importancia que para él tenía el concepto de repertorio y su creencia en la naturaleza efímera y fugaz del hecho coreográfico. Pero, desde hoy y hasta el próximo 1 de julio, la exposición Reconstrucción de una danza macabra, en el Espacio 1, del edificio Sabatini, del mismo Museo Reina Sofía, la coreógrafa Olga de Soto (Valencia, 1972) parece rebatirlo.
Hace ya tiempo, concretamente desde el año 2000 cuando estrenó Una introducción, que Olga de Soto, artista española anclada en Bruselas, abandonó los modos convencionales de hacer coreografía pasándose a una investigación profunda sobre la memoria y la transmisión oral que tiene su punto de partida en algunas interrogantes, fundamentales para entender su trabajo. Por un lado: ¿qué es una obra de danza, lo que ves durante la representación o lo que queda y las circunstancias de esa representación?, y por otro, ¿hasta dónde llega la obra, acaba verdaderamente cuando cae el telón o sigue después, en los documentos, en los testimonios, en las emociones y las resonancias que deja en el que la ha visto? Su nueva investigación, creada en exclusiva para el Reina Sofía, parece interpelar a Steve Paxton.
En un VHS de muy mala calidad, que recogía una representación de La mesa verde (1932), obra emblemática de la danza expresionista y superlativa de la trayectoria Kurt Jooss, en la que Pina Bausch hacía el papel de La Madre, vio Olga de Soto por vez primera esta creación durante una clase de Historia de la Danza. “Fue conmovedor estar sentada allí viendo aquello pero luego la olvidé”, rememoraba esta mañana durante la inauguración de Reconstrucción de una danza macabra. “Muchos años más tarde, cuando estaba en el proceso de investigación de histoire(s) [2004], centrada en el estreno de El joven y la muerte, de Roland Petit, en el París de 1946, empecé a recordar coreografías que hubiesen abordado temas como la muerte y allí estaba La mesa verde esperándome”.
Emprendió así uno de sus largos procesos, que requieren voluntad, pasión y paciencia, y que en este caso consistía en ubicar espectadores que la vieron e intérpretes que la bailaron, en alguna de las 97 producciones de La mesa verde que ha conseguido registrar. Grabó sus testimonios, lo que recordaban y lo que les había impresionado, al tiempo que recogía documentación abundante sobre esta obra de carácter antibélico, para la que Jooss tomó como referencia las danzas macabras medievales y textos políticos que alertaban sobre los peligros de los discursos nacionalistas y la deriva antidemocrática de aquella Alemania, que estaba a punto de ser gobernada por Hitler.
Un mensaje que viaja en el tiempo
Obtuvo así unas 67 horas de testimonios en cuatro idiomas de personas de seis países, que forman la columna vertebral de la exposición, junto a documentos recopilados durante el largo proceso de investigación.
“Lo importante aquí ha sido comprender cómo el mensaje de La mesa verde había viajado a lo largo del tiempo y la geografía, ver si los diferentes contextos de reflexión de la obra podían haber incidido en la manera de recibirla y leerla”.
Pero más allá de la obra y su mensaje, que muestra a los políticos de forma caricaturesca alrededor de una mesa discutiendo y debatiendo sin llegar nunca a tomar decisiones, están las circunstancias de su estreno. En 1933, Jooss y su compañía huyeron de Alemania, intentando proteger la vida de los pocos judíos que trabajaban en la pieza. De alguna manera la nueva exposición, con sus numerosos testimonios, con sus fotografías y documentos, nos viene a decir que La mesa verde no es solamente lo que ocurre en escena cada vez que se representa sino también lo que rodeó su estreno, la valentía de Jooss y su equipo, y también lo que ha visto, sentido y entendido todo el que la ha visto.
“La mesa verde un espectáculo que denuncia el auge del fascismo”, nos comenta Olga de Soto, “pero especialmente denuncia la guerra, nuestra incapacidad como seres humanos para resolver los problemas por la vía de la palabra, sobre todo cuando vemos lo que está ocurriendo hoy día. Claro que hay mucha gente que está en contra de la guerra pero los conflictos bélicos persisten y existe una industria armamentística que los fomenta. El mensaje de Kurt Jooss, elaborado en los años 30, sigue igual de vigente”.
La conmovedora histoire(s), que fue un proyecto escénico que recogía los testimonios de los que estuvieron en el estreno de esta obra de posguerra de Roland Petit (que, por cierto, entrará en el repertorio de nuestra CND esta misma temporada), fue si se quiere el laboratorio de ensayo para Reconstrucción de una danza macabra. “Cuando hice aquella, yo no estaba en el mismo punto de elaboración y reflexión en el que estoy hoy día. Desde luego que para aquel trabajo recopilé documentación pero no de la forma en la que lo he hecho ahora, que he podido compararlos, cotejarlos, comprenderlos. Éste ha sido un trabajo muy activo en aquello de analizar y comprender”, concluye.