ENTRE CÉLULAS Y CONSTELACIONES
Justo cuando acaban las representaciones de ‘Supermedium’, CÈL-LULA#4, quisimos saber las motivaciones de este proyecto estrella del Mercat de les Flors y también de las Constelaciones. Ángels Margarit nos los ha explicado…
Texto_OMAR KHAN Fotos_RAFAEL VARGAS / ALFRED MAUVE
Barcelona, 31 de enero de 2024
Decía el creador catalán Albert Quesada, que su pieza Flamingos (2019), atrevida investigación sobre el flamenco, era como “poner a Carmen Amaya en una escena de John Waters”. Made of Space (2021, en la foto inferior), por su parte, supuso el cierre de una trilogía cuasi acrobática sobre el espacio y el infinito ideada por el tándem Guy Nader & María Campos. En cambio, Requiem Nocturn (2023), de Pere Faura, era una confesión personal elaborada desde los musicales de Bob Fosse, mientras que Supermedium, de Núria Guiu, que bajó el telón el pasado domingo en el Mercat de les Flors, de Barcelona, era la magnificación de su dueto Medium que, a modo de ritual espiritista, habla de la condición de la mujer bailarina con ocho intérpretes femeninas.
Son cuatro coreografías que no coinciden en tema, motivaciones ni estilo, pero tienen un par de cosas que les hermanan. Todas han sido producciones de gran formato y son hasta ahora, las cuatro creaciones generadas bajo el proyecto CÈ-LULA, impulsado por Ángeles Margarit desde el Mercat de les Flors, casa de la danza de Cataluña, que ella dirige.
“Cuando llegué a la dirección del Mercat en 2016”, rememora, “no había producciones de gran formato. Todo eran solos y duetos porque nadie tenía recursos tras la crisis. Para mí era evidente que desde la institución pública, además de las habituales coproducciones, se tenía que idear un sistema de creación de obras de gran formato”.
De esa necesidad nació el proyecto CÈ-LULA, dispuesto a reafirmar la fascinación por el gran formato, que tanto seduce al público, ofreciendo la experiencia a coreógrafos que difícilmente pueden mantener la estructura de una gran compañía y dando a los bailarines la oportunidad, bastante inusual estos días, de trabajar en producciones de envergadura pagadas en condiciones.
Se esperaba que esta célula creciera y desembocara en la creación de una compañía de danza residente en el Mercat, pero hasta el momento no ha sido posible. “Lo que pasa es que hemos tenido en Cataluña una situación política muy complicada. Cuando el 155 [el artículo que activó el gobierno de Mariano Rajoy para disolver el procés] pasaron por aquí hasta seis consellers de cultura y no había economía sobre la que se pudieran construir proyectos. Y entonces, nos llegó la covid. Es verdad que, aún así, hemos hecho mucho y estoy contenta, pero sería bueno consolidar este proyecto como una estructura sólida, que pudiese encajar en la Administración. Lo que sí hemos logrado es generar estas creaciones de gran formato”.
Un diagnóstico
Ángels Margarit trae a sus espaldas la experiencia de fundar, dirigir y hacer crecer Mudances, una de las compañías pioneras y más sólidas de los inicios de la danza contemporánea catalana, fundada en 1985 y cerrada cuando se fue al Mercat, lo que en combinación con su comprensión de las dinámicas del mundo de la danza hoy, tan distintas, le permiten hacer un diagnóstico y generar una respuesta como CÈ-LULA, que intenta dar cobertura a ciertas necesidades de los artistas, del público, de la danza misma.
“En mi tiempo, la compañía trabajaba con una continuidad y no se trataba solamente de encontrarnos para la creación. Traíamos profesores, hacíamos talleres e investigación. No había muchos recursos pero disponíamos de nuestro tiempo”, subraya. “Hoy día ya no es así. Es muy complejo y lo que menos se hace es comprometer el tiempo”. La globalización, la falta de paciencia, la volatilidad de las cosas, la saturación informativa, las redes sociales o la velocidad de la vida son factores que han cambiado radicalmente las dinámicas de antes. A ello se suman las carencias económicas y la dificultad de conseguir estabilidad.
“Ahora el mundo funciona diferente y las nuevas generaciones también. Hoy se trabaja de otra manera e incluso para compañías que giran mucho y son muy conocidas, es realmente difícil tener espacio y tiempo para poder crear en las condiciones necesarias. Solos, dúos, tríos y cuartetos hay muchos pero una producción con ocho o diez intérpretes es una medida que nos hace falta experimentar y tener, porque genera espectáculos en formatos mayores, que redunda en beneficio para todos, para las instituciones, los artistas, el público…”
El otro proyecto estelar de su gestión al frente del Mercat de les Flors es, sin duda, el de las Constelaciones, que permiten la aproximación a un artista desde varios frentes y no solamente desde el visionado de un espectáculo. Tiene carácter revisionista e historicista, llamando la atención sobre creadores que han impulsado cambios y revoluciones. El minimalismo de la pionera Lucinda Childs, el trabajo de Deborah Hay, artista de la generación de la Judson Church o Lia Rodrigues, la coreógrafa innovadora que ha elaborado su estética trabajando en el corazón las favelas brasileras, entre las once constelaciones que han cruzado el firmamento del Mercat.
“Va más allá de la presentación de un espectáculo, porque un artista no es una coreografía”, nos dice convencida Margarit. “Hay creadores que son más difíciles de leer, que necesitas meterte en su evolución para comprenderles, hay otros que han dejado mucha huella en el mundo profesional pero ellos mismos, por su nombre, no son tan conocidos. A esos creadores dedicamos las constelaciones”.
Y cuando lo dice piensa, seguramente, en figuras de nuestra vanguardia que han sido constelaciones como La Ribot, Olga Mesa u Olga de Soto, creadoras todas con un universo propio y un discurso intrincado.
“Para mí ha sido importante ofrecer esta mirada a un artista que tiene unas particularidades propias, que pertenece a una determinada generación, que ha generado vínculos con creadores muy concretos y se mueve dentro de un contexto. Traer al artista con toda esa información ayuda a las audiencias a entender mejor las obras y en consecuencia a disfrutarlas más, porque si algo tenemos los seres humanos es que cuando entendemos, disfrutamos”, concluye.
