DE BRUJAS Y BAILARINAS
Bajo el paraguas del proyecto CÈL-LULA, impulsado por el Mercat de les Flors, Núria Guiu prepara el estreno ‘Supermedium’ esta semana en la casa de danza de Barcelona. Hablamos con ella…
Texto_JUDIT GALLART Foto_TRISTÁN PÉREZ-MARTÍN
Madrid, 20 de enero de 2024
Si hay algo verdaderamente complejo para un coreógrafo en nuestro país, es la creación de piezas de mediano y gran formato debido a la imposibilidad de hacer frente a los costes que conlleva. Atento a esta realidad, el Mercat de les Flors, de Barcelona, ha querido dar respuesta mediante la puesta en marcha de su proyecto CÈL-LULA, nacido con el objetivo de apoyar a los coreógrafos en sus intentos por desplegar su universo estético mediante un formato escénico mayor.
Así es como CÈL-LULA se enorgullece al presentar su cuarta producción, Supermedium, firmada por la artista residente Núria Guiu (en las fotos, durante los ensayos). “El Mercat se ha encargado al 100% de la producción y eso me ha permitido enfocarme en mi trabajo, que es dirigir y coreografiar. Es un descanso cuando vienes de una situación en la que, para producir obras, tienes que verte con el agua al cuello, adelantando dinero tuyo. Por eso mismo hay que decirlo en alto y con letras grandes: el proyecto CÈL-LULA se tiene que sostener”, clama la artista, conocida por solos como Likes o Spiritual Boyfriend, muy interesados en el tema de las redes sociales o el mundo digital.
Con Supermedium revisita su pieza Medium, creada en 2023 en colaboración con la coreógrafa noruega Ingri Fiskel, quien ha participado también en la nueva producción. “Sigo trabajando con la idea del virtual, pero no un virtual que hace referencia a la pantalla, sino a lo invisible, a la memoria como espacio virtual porque al final la memoria no deja de ser algo invisible, pero también intento deshacer la idea del original que persiste en la danza, esta cuestión de intentar reproducir siempre la obra original de manera fiel. Por ejemplo, en Tik Tok están los covers con su idea de que las danzas ya no son tan importantes por el original, sino porque se reproducen y se van transformando a través de los cuerpos que las van bailando. Al final Supermedium no va de mí ni de Ingri, sino de unas danzas que se han ido transformando a través de todas las que formamos parte de la pieza”, recalca.
Supermedium es un trabajo que hurga en la memoria corporal presentando a un total de nueve bailarinas en escena, entre las que se contabiliza a su creadora. “La pieza se enfoca en lo invisible en relación a la danza. La danza como si fuera una especie de fantasmagoría, en el sentido de que el movimiento se transmite a través de los cuerpos, siendo estos los que permiten que la danza se manifieste en un espacio y tiempo concreto. Y lo que hacen las bailarinas en escena es invocar todas las danzas que están en nuestros cuerpos y que nos han llegado porque nos las ha transmitido nuestra madre, una profesora o porque las hemos visto en Instagram”.
Aquelarre
Pero a su vez Supermedium presenta una profunda relación para con la figura de la bruja, lo que ha permitido establecer todo un diálogo con los escritos de Silvia Federici, teórica y activista feminista de origen italiano. “Está muy ligada a la idea de la bruja y es que en Caliban y la bruja, Federici relaciona a las mujeres con las brujas, hablando sobre cómo a las que fueron consideradas brujas se las apartó de la sociedad por su forma de resistir, porque generaban colectividades y formas de conocer no tan relacionadas con lo racional”. Una idea que le permitiría establecer una relación de similitudes entre brujas y bailarinas lanzando una crítica contra la situación de precariedad que las envuelve.
“Ser bailarina puede ser un lujo para muchos, pero la verdad es que también es un gran sacrificio. Y muchas veces ser bailarina es estar al margen de muchas cosas. Es no tener una estabilidad económica, es no tener una estabilidad laboral. Es, muchas veces, renunciar a poder cuadrar tus calendarios, no saber qué vas a hacer el mes que viene. Y en este sentido lo relaciono con la idea de estar al margen y con la idea de la bruja”.
Aunque sigue esa vinculación con principios surgidos desde Tik Tok, Supermedium parece empezar a desprenderse de esa conexión tan directa que había entre sus propuestas y las redes sociales. Al menos no aparece de forma tan evidente como en Ciberexorcismo, su anterior creación también estrenada en el Mercat, que situó en el escenario a cinco tiktokers reales que buscaron trasladar a la escena los mecanismos y herramientas coreográficas que imperan en la red social. Pero sería precisamente por estar tan amparada bajo los códigos de TikTok que, al público adulto, acostumbrado a otras disposiciones escénicas más convencionales, le resultó un tanto complejo comprender la obra.
“Es una pieza que todavía estoy intentando encajar porque creo que a nivel social puede tener resonancias. Ha abierto un canal con la gente joven que ya tiene un diálogo con la danza desde estas plataformas, con el público joven resonó a tope, tenían mil preguntas precisamente porque entendían los códigos. Al final creo que resulta bonita esta inversión y que sean los jóvenes quienes comprendan lo que ocurre”, afirma Guiu en relación a esta obra todavía activa.
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