90 MINUTOS CON EMILIANA BATTISTA
Una canaria de las de fuera y toda una asidua en los eventos de danza de las Islas, se prepara para abordar varias citas en el Canarias dentro y fuera. Entre ellas, un site specific de 90 minutos esta noche. Hablamos con ella...
Texto_ESTHER MORALES FOTOS_JOAQUÍN PONCE DE LEÓN Y ANDRÉS GUTIÉRREZ
“Yo soy de la región de la pizza”, dice mientras se lleva un pedazo a la boca durante un almuerzo improvisado en la azotea del Teatro Victoria. El contexto de los festivales es así; y en el Canarias dentro y fuera, que está aconteciendo esta semana en Santa Cruz de Tenerife, son frecuentes esos tentempiés compartidos entre equipo y artistas. Entre ellos se encuentra Emiliana Battista Marino, la bailarina italiana que llegó a la isla para incorporarse a la compañía LAVA, a las órdenes de Daniel Abreu, y decidió quedarse tras su extinción.
Toda una suerte para el tejido dancístico insular, pues la intérprete es hoy una de las figuras que elevan la calidad artística y técnica de lo que sucede en el Archipiélago. Tras su participación en producciones de gran formato, como Somnus, de Daniel Morales, o más recientemente VAV, de Daniel Abreu, Emiliana Battista Marino vive uno de sus mejores momentos en la escena. Ahora se prepara para abordar diferentes citas en el festival: entre ellas, un site specific de 90 minutos esta noche, donde ella y el músico Juan Mora abordarán cuestiones frecuentes en el discurso de la artista, como es la relación con los espacios.
¿Cómo asume el reto de desarrollar un site specific de larga duración como el que le ha encargado este festival?
Esta colaboración con Juan Mora nació en el Festival Cuaderno Escénicos, de Garachico. Se me dio la oportunidad de crear un site specific en el Faro de la Punta de Teno acompañada por el músico y enseguida tuvimos muchísima conexión. Para el Festival Canarias dentro y fuera hemos desarrollado una pieza para el patio de la Fundación Caja Canarias en el que tenemos una estructura fija, pero también queremos permanecer en alerta, para ver lo que ocurre en el público durante esos 90 minutos. Al final, cuando tienes que mostrar un trabajo así de abierto existe una cierta inseguridad. Sin embargo, Mora y yo lo estamos viendo como un reto.
Durante este festival, su participación está siendo triple. Ocupará un espacio durante 90 minutos, ha estado como intérprete en Somnus, de Cía. Daniel Morales, y se ha encargado de crear Sin Límites, de la Cía. Nómada Joven. ¿Es esta una muestra de todas sus facetas?
Es extraño, porque siento la necesidad de estar en varios trabajos a la vez para sentirme constantemente nutrida. Por un lado, está ese deseo por mi parte -y por parte de Mora- de sentirnos incómodos, en una situación como la que se presentará en el site specific. Y, efectivamente, esta semana volvimos a interpretar Somnus casi un año después de su estreno. El reencuentro ha sido súper bonito, aunque parecía que el tiempo se había detenido y nos hubiese puesto a retomar la pieza en el mismo punto donde la dejamos. El momento de la función fue mágico, aunque creo que también es una cuestión de energía, de saber que estamos todos en esto. Luego está Sin Límites, que es una de las primeras piezas que la Cía. Nómada Joven está ejecutando. Siento cierta responsabilidad, pero al mismo tiempo estoy viendo que están haciendo un trabajo increíble. En Canarias no tenemos formación reglada de danza. Entonces, que podamos desempeñar un proyecto como esta compañía, que surge del Bloque Formativo del Teatro Victoria, permite colocar a estos jóvenes talentos en un lugar diferente. Sin límites se creó en conjunto cuando planteé a los alumnos un proceso de investigación donde arrancamos desde la imposibilidad de hacer (desde lo corporal, lo emocional, lo espacial). Es una pieza muy física, incluso desde la perspectiva del público.
Canarias se ha convertido en su reducto artístico después de formarse en Italia y bailar varios años en Madrid. ¿Se sientes satisfecha con el panorama y las oportunidades que te ofrece el tejido de danza de las Islas?
Creo que necesito vivir en esta tierra por mi bienestar. Las islas son tierras mágicas, tanto para lo emocional como para el energético y para la salud. He encontrado mi lugar, donde recargarme y donde sentirme bien. Cuando la compañía LAVA cerró, me preguntaba si tendría que volver a Madrid. Pero no me apetecía porque sentía que tenía que pertenecer a un círculo concreto y luchar dentro de él. Es decir, no bajar nunca la guardia para no quedarme fuera. Sin embargo, es importante salir de esa visión de que si no estás en Madrid, en Barcelona o en Valencia, significa que no estás. Canarias es un lugar donde no he parado de tener oportunidades. Es verdad que el tejido es más pequeño, pero tiene un círculo muy amable, donde se respeta y donde -a lo mejor- no hay tanta competitividad. Siempre hay apoyo y esto es muy sano.
Recientemente ha participado en VAV, la nueva pieza de Daniel Abreu. No son pocos los que han alabado el buen momento que experimenta como intérprete. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Se siente motivada con producciones de este calibre?
VAV ha sido lo que necesitaba en este momento de mi vida. Ha sido una oportunidad en muchos aspectos, pero si tuviera que elegir una sola palabra para definir la experiencia, escogería ‘aprendizaje’. En general, todo mi año ha sido así y estoy agradecida porque son escenarios en los que no paro de avanzar. Ha sido un antes y un después en mi vida, a nivel personal y artístico. Daniel siempre guía de una manera muy delicada, pero al mismo tiempo tiene esa capacidad de hacerte conectar con lo más profundo de ti, y de la obra. Además, he podido subirme al escenario con el resto de compañeras de la pieza, que han sido una fuente de inspiración por su arte, por su actitud y fuerza, y por su capacidad de fomentar la unión grupal. Son proyectos que me han hecho entender que todo lo que tengo que asumir debe tener esa calidad. No se trata del calibre de la obra o de la fama del coreógrafo, sino que, como intérprete, para mí lo más importante es lo que se queda y aprendo.
¿Tiene nuevos proyectos a la vista?
Este ha sido un año de mucha danza, pero también llevo una temporada adentrándome en la gestión cultural. De hecho, en noviembre estrenamos en Tenerife una nueva edición del programa DEA, Danza en la Arquitectura. Este año he podido darle la forma que yo quería, con más importancia a los procesos de investigación en el espacio. Sigo manteniendo esa doble faceta: por un lado, sigo estando activa como bailarina y todavía no tengo pensado desactivarme. Pero, por otro lado, quiero seguir además en esa línea de la gestión cultural, para crear y profundizar más y ver hasta dónde puedo llegar.
