Fira Tarrega 2017

Fin de Fira

Vimos mucho este año en la Fira de Tárrega. De lo visto destacamos cinco propuestas innovadoras.

Texto_OMAR KHAN

Miente con descaro el que diga que se vio toda la oferta de la Fira de Tárrega. Inabarcable, ecléctica, generosa y diversa, esta veterana feria escénica (ya van 37 años) activa y anima a toda la ciudad que, junto a un batallón de artistas e invitados, se vuelca en sus calles.

Tres días frenéticos que acabaron el domingo 10 de septiembre y, como cada año, dejan su huella en las plazas, las calles, esquinas y numerosos espacios no convencionales. Es, con diferencia, lo más parecido que tenemos al Edimburgo del Festival Fringe: una ebullición permanente en las calles, convertidas en un escenario sin fin, donde miles de personas disfrutan de lo mucho que se ofrece. La danza, el circo y las artes del movimiento, como es ya usual, ocupan lugar preponderante en la apretujada agenda. De lo mucho que vimos, que no es ni la mitad, nos quedamos con cinco propuestas que, por su carácter innovador, se alzaron por encima de la media.

UNO. La Veronal

La veronal ı El Lugar del Crimen

El lugar del crimen.

Italia. 2 de noviembre de 1975. El poeta y cineasta de culto Pier Paolo Pasolini es bestialmente asesinado. Todo apunta a que fue Pino Pelosi, un chaval del lumpen romano parecido a los actores de sus películas y a sus amantes de la vida real. Pero hasta hoy nadie sabe realmente la verdad. Marcos Morau, coreógrafo en afán de homenaje, nos hace entrar en un hangar y nos da unos cascos que nos susurran melodías italianas de los setenta. Un Alfa Romeo rojo (el de Pasolini era plateado) está plantado en medio. Dentro, una pareja habla –y nosotros le oímos- sobre la caja que llevan en el maletero. Se trata de las evidencias del asesinato, de lo que quedó en el lugar del crimen. Alrededor, ciertamente atentos pero ajenos a ese mundo realista que, efectivamente, parece la escena de un filme de Pasolini –Teorema podría ser- , unos bailarines deconstruidos y desdoblados a la manera ya reconocible que es sello de su autor, danzan frenéticos y tribales, creando una atmósfera surreal y macabra. Enorme es la belleza formal de este nuevo trabajo de La Veronal, que supone un peldaño más en la ya consolidada carrera de Marcos Morau, probablemente uno de los coreógrafos más relevantes del actual panorama escénico. Contundente.

DOS. Los Galindos

DOS Los Galindos

Espacio mínimo.

La carpa parece de una casa de muñecas. No hemos entrado y ya estamos intrigados. Dentro, cómodamente apiñados, veremos a estos acróbatas, que antes son humanos, afrontar su espectáculo Udul con el mismo riesgo y pericia acrobática que si estuvieran bajo el Gran Chapiteau, de Circo del Sol. Pero en el espacio, así de reducido, es dónde está la clave emocional de esta conmovedora propuesta de Los Galindos, ideada y concebida por Bet Garrell y Marcel Escolano como una reivindicación del viejo circo y sus tradiciones, todo desde una perspectiva contemporánea, a pequeña escala física y a descomunal escala emocional. Son valores la cercanía de los artistas en su mini pista, que guarda secretos y sorpresas, la gracia y calidez humana que desprenden, sin desdeñar la pericia acrobática que no es poca cosa en ellos. A ello obligado sumar una dramaturgia eficaz que fluye entre el humor y la ternura y, por encima de todo, el diseño y utilización del espacio (¡hay un número de bicicleta allí dentro!), elementos todos que convierten a Udul en una de las revelaciones de la Fira de Tárrega este año. Conmovedor.

TRES. Circ Pànic.

TRES Circ Panic

La máquina

Sentados en círculo frente a una máquina extraña, que parece un pozo, una extractora de petróleo o una grúa, nos preguntamos para qué sirve. Y avanzado el espectáculo unipersonal de Jordi Panareda, descubrimos que, básicamente, le sirve para hacer poesía. Antes de darle uso alguno, nos presenta un personaje, entre entrañable y enigmático, que podría ser un soldado traumatizado, un náufrago desamparado o un desquiciado trastornado, que se gana nuestra atención y ternura con su fragilidad aparente. Pronto pone en marcha la maquinaria y se van descubriendo sus insólitas habilidades de equilibrista, acróbata y bailarín (fue asesorado por Lali Ayguadé en estos menesteres). La máquina tiene usos diversos, supone obstáculos importantes para el hombrecillo. Parece una amenaza. De pronto todo gira, la percibimos como un barco o vemos cómo se construye sobre ella un hombrecillo de piedra y tela que parece representar un necesitado amigo pero, sobre todo, lucha el protagonista contra los obstáculos y zancadillas que le pone esa máquina de sorpresas y habilidades múltiples. La propuesta de Circ Pànic, aunque exhibe y hace alarde de su ruda espectacularidad, se centra más en el hombre y sus circunstancias, en una búsqueda de equilibrio y felicidad que, con ayuda del público, parece conseguir en ese tramo final que sus espectadores a la intemperie soportaron bajo la lluvia sin prácticamente rechistar. De lejos, recuerda a Josef Nadj. Emocionante.

CUATRO. La Petita Malumaluga.

La Petit Malunga

Bebés en libertad

Las cosas que usted imagina deberían estar en un espectáculo de danza dirigido a bebés de 0 a 3 años, casi seguro no están en la propuesta de La Petita Malumaluga. Y es fantástico. Entramos a otra dimensión en My Baby is a Queen, una donde los bebés ubicados en primera fila (los padres detrás) de un cuadrilátero, gozan de total libertad de acción. Pueden o no entrar al espacio escénico, donde cuatro bailarines siguen la pauta de su corografía. Es obvio que no ignoran a los bebés con los que comparten espacio pero no los agobian. Tampoco los manosean ni los acosan con el cuchi-cuchi constante con el que ya los hostigamos y fustigamos nosotros a diario. Como era de esperarse la luz es un elemento fundamental pero nada de colores estridentes y festivos. Crean una atmósfera reposada de constante semipenumbra, donde luces cálidas, con uso de videomapping, van haciendo que el ambiente y el suelo estén en constante transformación. La entrada de una cuadrícula fue como un imán que despegó a los bebés y los empujó dentro. Fascinante. No había chillidos ni gruñidos. Al menos en nuestra función, ni un bebé lloró. Y es que no hay espacio aquí para la alteración. La danza tampoco se centra en piruetas y muecas para llamar la atención de los bebés. Solamente está allí, fluida y plácida, eso sí. La música en directo, muy acertada, muy bella, carece de toda fanfarria y estridencia, lo que es de agradecer. Los que no somos bebés tampoco estamos desatendidos. Es tan especial la atmósfera, tan sugerente, cuidada y sosegada la propuesta de sus directores, Eva Vilamitjana y Albert Vilà, que salimos recompensados. Gratificante.

CINCO. Brodas Bros & Kukai.

CINCO KUKAI BRODAS BROS

La fusión

En principio, agua y aceite. Las danzas populares y tradicionales están sembradas en nuestro inconsciente colectivo vinculadas al espacio rural, a la fiesta del pueblo y a una sensación de pretérito. Las danzas urbanas… bueno, se llaman urbanas, y nos suenan a la calle, a juventud y rebelión, a grafittis, al estilo de vida de nuestras ciudades. Mezclarlas parece un callejón sin salida. Pero los chicos de Kukai Dantza, de País Vasco, saben contaminarse y empujar a las complejas y virtuosas danzas regionales por barrancos inesperados, con la invitación de coreógrafos contemporáneos con habilidad, sensibilidad e interés por jugar con las posibilidades de ese lenguaje. Damián Muñoz, Cesc Gelabert, Marcos Morau son ejemplos. Pero, ahora, en Topa, la pieza que puso al borde del delirio a la masa de gente que acudió a verles en la Plaza Nacions al cierre de La Fira de Tárrega, han hecho una alianza con Brodas Bros, una de las más prominentes representantes del hip hop escénico catalán. Y el resultado es explosivo. Con verdadera pericia encuentran puntos en común entre el lenguaje urbano y el tradicional vasco, especialmente en las virtuosas piruetas que ambos mundos comparten. Dos chicos Kukai y dos chicos Brodas con una marcha y una energía desbordantes se ponen de acuerdo. No solamente en la danza. Hay sinergias entre ellos. Guiños cómplices. Cada uno a lo suyo, sí, pero con conciencia de estar juntos. Divertido.

Fotos: © Martí E. Berenguer