FABIÁN THOMÉ TRIUNFÓ EN EL CERTAMEN
El creador francés se hizo con el primer premio de 33º Certamen Coreográfico de Madrid, celebrado anoche en Conde Duque
Texto_OMAR KHAN Foto_ANDREA MÉNDEZ CRIADO
El coreógrafo y bailarín francés Fabián Thomé se hizo anoche con el Primer Premio de la 33º edición del Certamen Coreográfico de Madrid, gracias a su creación Moi-Je, un dúo exigente y de compleja ejecución en el que los dos bailarines (el mismo creador y Benoit Couchot) aparecen tremendamente compenetrados en un tour-de-force físico de calculado impacto e intensidad emocional. Thomé, que ha bailado para Sidi Larbi Cherkaoui, el Circo del Sol, Joaquín Cortés o Sharon Fridman, viene desarrollando su trabajo como creador desde su propia compañía Full Time Company, con la que ya ha recibido numerosos galardones, sumándose ahora el del prestigioso encuentro madrileño.
La proliferación de duetos y elementos mínimos en producción de las piezas del Certamen este año dan una idea de las dificultades que supone la creación hoy día para los más jóvenes. Y los dúos, hay que admitir, tienen sus limitaciones a la hora de desplegar el potencial creativo de un coreógrafo. De hecho, la pieza con más entidad autoral de la noche fue Venue, del talentoso creador andaluz Manuel Rodríguez, que la creó para el Conservatorio Mariemma, por lo que pudo disponer de una infraestructura mínima y diez bailarines.
El resto de creaciones, todas duetos, se defendieron como pudieron, hasta donde les alcanzó el dinero. La mayoría optó por lo más valioso que tienen: sus propios cuerpos, sustentando las obras en sus capacidades y destrezas, y no tanto en una dramaturgia, en una investigación clara o en una búsqueda concreta. Hubo humor extraño como en Manbuhsa, de Pablo Girolami, tensión sexual en Lingua, de la brasilera Natalia Fernandes, danza-teatro en Picnic on the Moon, un dueto simpático y un poco naif firmado por Júlia Godino y Alexa Moya, y una exploración de las relaciones en Lo invisible, de Katia Humenyuk y Rolando Salamé. Algunos con mejor y otros con peor gusto y tino, pero todos, incluido el ganador, encorsetados y limitados por el obligatorio formato.
Los galardones del Certamen de Madrid son premios útiles. Y son numerosos, por lo que casi todos los creadores de la noche se llevaron una residencia, una beca o un encargo de las muchas instituciones nacionales e internacionales que generosamente colaboran con Laura Kumin, la directora de este relevante certamen, que ha sido (y sigue siendo) testigo y partícipe activo en los inicios de la mayoría de los creadores hoy consolidados de nuestro país. No son metálicos pero para un joven creador una residencia pagada en Suiza, como la que se llevó Manuel Rodríguez o una creación para el Conservatorio María de Ávila , como la que hará Thomé, suponen importantes experiencias.