CEREMONIA Y ADRENALINA
La compañía K-Arts de Corea irrumpió en el Teatro Cervantes de Málaga el pasado domingo con un contrastado programa doble. Allí estuvimos y esto nos pareció…
Texto_OMAR KHAN
Málaga, 20 de noviembre de 2019
Un contrastado programa doble fue carta de presentación en nuestro país de la compañía coreana K-Arts, que actuó el pasado domingo 17 de noviembre en el Teatro Cervantes, de Málaga, dentro de su Festival de Danza, ahora en curso. La muy ritual Bow, firmada por la creadora coreana Jeon Misook y la enérgica y explosiva No comment, de Shin Changho, conformaron esta velada que trajo una obra conectada con los modos orientales de la danza contemporánea y otra más inclinada hacia la danza occidental del momento.
Bow explora la extrema diplomacia y cortesía asiática, un rasgo cultural oriental que llama la atención en occidente, donde las relaciones interpersonales, incluso entre desconocidos, se llevan de una manera menos formal y más distendida. Sin terminar de ser, como aspiraba, una postura crítica frente a unos modos que van más allá de la mera formalidad para convertirse en maneras de marcar distancias o ejercer jerarquía entre las personas, la obra, con una duración excedida que sobrepasa la hora, se despliega más bien como un ceremonial de gran fuerza visual, destacando la cuidada puesta en escena centrada en el uso del elemento cromático, y sobre todo, el buen hacer y perfecta sincronización y entendimiento entre sus jóvenes y entrenados intérpretes.
Testosterona
No comment, en cambio, con sus escasos 17 minutos de duración, es un chute de adrenalina mezclada con testosterona que subió la temperatura y entusiasmó notoriamente al público malagueño. Bajo un ritmo de percusiones incesantes diez bailarines masculinos, todos jovencísimos y entrenadísimos, desprenden energía y frenetismo, en una danza acrobática y exigente, vertiginosa pero controlada, que acusa una marcada influencia de Ohad Naharin, el director de Batsheva, la más célebre compañía israelí. Específicamente, Shin Changho parece encontrar peligrosa inspiración el primer bloque de Minus 16, con sus chicos ataviados con trajes que terminan volando por los aires y esa energía desbordada, lo que le permitió alardear de las enormes capacidades físicas de sus insólitos bailarines que terminaron por arrancar sonoros aplausos a la audiencia del Cervantes, que parecía encantada.
K-Arts no es una compañía al uso. Se trata de una agrupación perteneciente al departamento de danza de la Korea National University of Arts (K-Arts), por lo que su configuración es más bien la de un colectivo que aglutina a numerosos creadores y bailarines, casi todos emergentes pero de probado talento, que disponen de esta plataforma profesional de gran reputación en su país. De hecho, uno de sus coreógrafos, Dong Kyu Kim, ultima ahora mismo en Canarias detalles de Yalacha, la creación que por encargo de Daniel Abreu, director de la joven compañía Lava del Auditorio de Tenerife, estrenará el próximo 1 de diciembre en el imponente reciento canario.