QUE DESPIERTE LA NOVIA LA MAÑANA DE LA BODA…
Hoy y mañana el Festival Veranos de la Villa, de Madrid, presenta a la Compañía de Antonio Gades reponiendo ‘Bodas de sangre’, en Condeduque. Recordamos su relevancia…
Texto_OMAR KHAN FOTOS_JAVIER DEL REAL / WANG XIAOJING
Madrid, 18 de julio de 2023
I. Los hechos
Nunca imaginó Paca la coja lo que daría de sí su desgracia pasional. Trágica superviviente de una historia familiar de vergüenza y deshonra en la Andalucía profunda de finales de los años 20, fue ella el desencadenante de lo que llamarían El crimen de Níjar, cuando aún vestida de novia huyó de su nuevo marido y de su propia fiesta con su primo Casimiro, lo que desató la ira de su hermana Carmen y el hermano del novio, quienes a su vez eran pareja con cinco hijos.
Salieron de inmediato a perseguirles hasta encontrarles en un paraje, donde él mató de un tiro al amante traidor y ella intentó estrangular sin éxito a su hermana Paca, posteriormente obligada a llevar la pena negra, como llamaban entonces al luto de por vida. Vivió así la novia, encerrada y escondida por su avergonzada familia, en El Cortijo del Fraile donde vivían, hasta su muerte en 1987.
El violento suceso, que conmocionó a toda España, estaba llamado a la trascendencia. No solamente porque el juez de instrucción del caso fue Manuel Azaña, quien sería presidente de la Segunda República, ni porque en esos mismos parajes, muchas años más tarde, Sergio Leone rodaría algunos de sus famosos espagueti western, sino porque Lorca lo hizo teatro, en 1932, Antonio Gades lo reinventó como danza, en 1974, y el mismo coreógrafo junto al recientemente fallecido realizador Carlos Saura, lo reconvirtieron en cine, en 1981. Todos con éxito.
II. El teatro
Cuando García Lorca leyó la noticia se sorprendió de cómo, a veces, la realidad podía superar la ficción e inspirado en esta tragedia escribió su célebre pieza teatral Bodas de sangre, cuatro años más tarde. Le introdujo cambios sustanciales. Hizo que el que persiguiera a los amantes fugados fuera el Novio, azuzado por su madre, y que ambos rivales cayeran muertos enfrentados en un duelo a navajas bajo la luna sangrienta, símbolo lorquiano por excelencia.
En 1974, Antonio Gades usó Bodas de sangre como el laboratorio que le permitiría materializar sus ideas innovadoras sobre las posibilidades escénicas del flamenco y la danza española. Su coreografía Crónica del suceso de bodas de sangre es narrativa, esencial, austera y minimalista, cualidades a contracorriente del flamenco al uso. En su etapa anterior, él mismo había recurrido a ese flamenco cuyo fin último es el flamenco mismo, en creaciones como su célebre Suite Flamenca (1968), pero en Bodas de sangre daba un salto cualitativo sin vuelta atrás, asistido por los modos narrativos del ballet académico, del que había sorbido y aprendido.
III. La danza
La grandeza de Lorca está en la palabra y riesgo corría Gades en su atrevimiento de montar un Lorca mudo, confiando ciegamente en la capacidad de la danza para suplantarlo, centrándose fundamentalmente en la expresividad de los cuerpos. Prodigio de síntesis y narrativa, la coreografía comprime la pieza teatral en cinco escenas (seis después de la película) y en apenas 35 minutos resuelve toda la tragedia lorquiana sin suprimir nada del original.
En su trepidante transcurrir, la obra alterna la elegancia y belleza de la danza clásica con la fuerza del flamenco y los bailes populares de aquella Andalucía. Y en su devenir, acierta con hallazgos estilísticos, hoy todavía sorprendentes e innovadores. En la escena quinta, la de la fuga de los amantes, prescinde de toda representación del caballo, creando un auténtico galopar desde la expresividad de los cuerpos, justo antes del final, que resuelve desde una compleja cámara lenta corporal la pelea a navajas de los rivales, en completo y electrizante silencio.
IV. El cine
Arrancaba la década de los ochenta y Antonio Gades y el ya célebre realizador Carlos Saura, firmaban una fructífera alianza cuando decidieron llevar al cine la coreografía. Bodas de sangre, la película, supuso un giro radical en el cine de danza, una nueva modalidad de musical autoral español, que alcanzaría un éxito internacional superlativo. Creada como una ficción en la que la Compañía de Gades ensaya la pieza, fue protagonizada por el mismo bailaor junto a Cristina Hoyos, y marcó el inicio de una trilogía antológica, seguida por Carmen (1983) y culminada por El amor brujo (1986). Saura, a su vez, siguió por su cuenta explorando las posibilidades del flamenco y la danza en el cine con otros muchos títulos.
Estamos a las puertas de la celebración de los 50 años de Bodas de sangre, la coreografía, que se estrenó en el Teatro Olímpico de Roma, el 2 de abril de 1974. Para conmemorarlo, la Compañía de Antonio Gades, hoy activa bajo dirección artística de Stella Arauzo, discípula del maestro, ha decidido reponerla y emprender una relevante gira internacional que les llevará a Cuba e Italia, entre muchos otros. La función inaugural de este periplo se inicia esta noche y mañana, en el Festival Veranos de la Villa, de Madrid, que la ha escogido para ocupar el Patio del Centro Cultural Condeduque, donde se representará acompañada por la Suite Flamenca.