VISIBILIZAR LO INVISIBLE
El Festival Grec se prepara para acoger esta semana a la bailaora Yinka Esi Graves con The Disappearing Act, una coreografía cargada de connotaciones sociopolíticas en la que se celebra todo aquello alejado de los cánones. Hablamos con ella...
Texto JUDIT GALLART Fotos_LUIS CASTILLA
Madrid, 03 de julio de 2023
Ya la vimos durante el Festival Grec 2021 con un baile que acompañaba al cante de Buika, pero será en esta nueva edición del festival catalán que Yinka Esi Graves presentará The Disappearing Act, su primer trabajo en solitario como bailaora. De padre con ascendencia jamaicana y madre ghanesa, la artista nacida en Londres y afincada en Sevilla comenzaría su andadura en el flamenco durante sus años en la universidad. Aunque recalca que no se trata de una obra de flamenco, es precisamente esta faceta tan intercultural que caracteriza a Yinka Esi Graves lo que la ha llevado a explorar la multiculturalidad intrínseca del flamenco en esta pieza programada los días 5 y 6 de julio en el Mercat de les Flors como parte de la nueva edición del festival estival barcelonés.
“Quizás la forma donde más puedo permitirme ser yo me lleva a salir del flamenco más tradicional, pero como siento que el flamenco es tan rico a nivel sensorial me parece inevitable dialogar con él. Lo que me importa de verdad es lo que quiero decir y eso lo hago mediante el flamenco”.
¡Y vaya si tiene cosas que decir! La reivindicación del espacio más popular del flamenco o la celebración de las influencias africanas en el mismo representan una constante en su discurso. “El flamenco, a diferencia de otros bailes eurocéntricos, tiene un compás tan céntrico que se puede ver en muchas formas expresivas africanas. Reconozco en el flamenco unos valores afro-descendientes que tienen que ver con la manera de acercarse al cuerpo, relacionarse con el suelo o con el ritmo dinámico”.
La artista observa cómo el panorama español parece estar abriéndose en lo que respecta a la visibilización de las aportaciones africanas al flamenco, algo a lo que ya han ido prestando atención diversos festivales como la Bienal de Sevilla o la Bienal de Málaga, pero destaca el papel que ha jugado el público en este proceso. “Siento que ha habido como una especie de aceptación cuando intento simplemente traer mi verdad al espacio. Yo diría que los espectadores, más que el mundo flamenco en sí, son los que más me han hecho sentir que podía hacerlo”.
En este intento por visibilizar lo invisible y reconocer a los cuerpos disidentes, The Disappearing Act se presenta como lo que en Ganha se conoce como un concert-party. Se trata de un teatro itinerante que fusiona elementos locales y extranjeros mediante el texto, el teatro o la música y que son empleados para abordar temas políticos y comunicarse con el pueblo, que sitúa el foco en el concepto de cripsis, fenómeno por el que un ser vivo presenta adaptaciones que los hacen pasar desapercibido a los sentidos de otros. Y Yinka Esi Graves lo hace aquí a través de la figura de Miss La Lala, que toma su nombre de la protagonista negra del único cuadro que Degás dedicó al circo.
En cripsis
“La cripsis es lo que los cuerpos disidentes tenemos que hacer para sobrevivir en los espacios en los que somos marginados, escondiéndonos, escapando. Lo que he hecho en la pieza es una forma de decir «ok, si no podéis verme como soy, me voy a poner de tal manera que podáis verme». Optimizas tus formas de estar en el espacio y creo que lo hago de una manera muy plástica. No lo veo como algo negativo, sino como una manera de coger las riendas”.
Sobre el escenario la acompañarán músicos como Raúl Rodríguez (guitarra), Rosa de Algeciras (cante) o su propio hermano, Remi Graves (batería), pero la artista ha querido destacar también la colaboración con María González para la producción, y con Miguel Ángel Rosales, su marido, en el proceso de investigación.
Desde el deseo por encontrarse a sí misma en el flamenco, Graves cuestiona lo que ocurriría si se consiguiera llegar a las danzas respetando las particularidades de cada cuerpo, en este trabajo que ha estado fuertemente atravesado tanto por la pandemia, como por el embarazo de su creadora.
“Yo en mis clases de flamenco muchas veces he sido la única persona negra y eso ha hecho que me costara mucho verme y he tenido que mirar hacia otros cuerpos que me han hecho re-entender valores dentro del flamenco, pero aceptando mi forma de moverme. ¿Qué pasaría si en la danza, en lugar de buscar una estética, se buscaran valores donde cada cuerpo pudiera conversar con ellos? Creo que ahí el proceso sería mucho más democrático. Yo, por ejemplo, hice ballet de niña y creo que por distintas razones a algunos tipos de cuerpos no se les ha dejado hacer el ballet como sus cuerpos igual tenían que hacerlo, ahí limitamos la danza, pero se han jerarquizado los cuerpos y eso es problemático”, concluye.