LA NOCHE DE SARA CANO Y ALBERTO SELLÉS
Compartieron anoche los dos creadores el Primer Premio del XXIX Certamen de Danza Española y Flamenco. Sigue leyendo…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 17 de diciembre de 2020
Aunque fuera de sus fechas habituales y limitado por las medidas sanitarias y de seguridad, anoche se celebró con éxito en el Teatro Fernán Gómez, de Madrid, la única jornada presencial que este año tan raro tuvo el Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco, en su vigésimo novena edición. El Primer Premio ex aequo fue compartido por el cuarteto masculino Harri, Orri, Ar! (en la foto), de Sara Cano (Madrid), y la coreografía Cardinal, de Alberto Sellés (Cádiz/Sevilla).
Por el contario, Sara Jiménez (Granada) obtuvo doble premiación por su unipersonal VARIACIÓN a tempo, que se hizo con el Primer Premio de Solos y también con el Premio a una bailarina sobresaliente, mientas que Yoel Vargas (Tarragona) se hizo con el galardón a un bailarín sobresaliente por su solo La flor de Granada.
El segundo Premio de Grupo recayó en el dueto Errante, de Enrique Arias y Jesús Hinojosa (Valladolid, Granada, Madrid) y el Segundo Premio de Solos en Juan Fernández (Cádiz/Sevilla) por su creación De los puertos, que se hizo también con el galardón a Mejor Música Original, para Miguel Pérez.
Palmarés ecléctico
El Jurado del prestigioso Certamen que dirige Margaret Jova, integrado este año por Rubén Olmo, Olga Pericet, Marta Carrasco, Laila Ripoll y Dani Jurado tuvo problemas a la hora de decantarse por una pieza, optando por la modalidad ex aequo para reconocer las aportaciones de dos piezas tremendamente contrastadas. Harri, Orri, Ar! (equivalente vasco al popular piedra, papel, tijera) forma parte de la investigación con mirada contemporánea sobre el folclor que viene desarrollando con acierto y sensibilidad Sara Cano. La obra se desprende de un trabajo mayor, también muy premiado, su emocionante creación Vengo, y hace indagaciones sobre las connotaciones (culturales, masculinas, hetero-patriarcales) del aurresku, el más destacado de los bailes populares vascos. Cuatro diestros bailarines convierten la danza en una competición que, a ratos, deriva en rivalidad, lucha y tensión. Todo desde una soltura y una estética urbana y casual que parece enfrentar presente y pasado, tradición y modernidad.
En otra órbita del espectro creativo se ubica Cardinal, un cuarteto cerrado en negro con música en directo que apuesta por la elegancia de la danza estilizada y la búsqueda de la belleza formal. Interpretada con seguridad y precisión, es obra abstracta de gran plasticidad, peligrosamente cercana al efectismo.
Indiscutible parece el Premio a una bailarina sobresaliente para Sara Jiménez, porque sobresaliente fue. Es una bailaora de bellas formas y elegante contención. Más discutible parece su galardón al Mejor Solo, en tanto que los atributos de su VARIACIÓN a tempo tienen más que ver con su virtuosismo que con su ingenio coreográfico. También merecido galardón el de Yoel Vargas, que imprimió emociones a su muy lorquiana La flor de Granada.
Aunque no del todo lograda, Errante, de Arias e Hinojosa, fue la única pieza verdaderamente rupturista y de riesgo entre las nueve creaciones del programa, un trip creativo que se balancea sin inmutarse entre la jota y el pop dicotequero, con un desparpajo y un toque entrañable, que se convierten en sus principales atributos. Más convencional, desde luego, se presentó el solo De los puertos, un vehículo para el exclusivo lucimiento de Juan Fernández, bailaor de ímpetu y zapateado feroz.